Opinión | La vida por escrito

Ignorantes y felices

Los investigadores señalan la importancia de entender cuándo el autoengaño ayuda y cuándo perjudica

Hay un debate abierto sobre si ser optimista es bueno o malo. En general, el optimismo parece tener aspectos positivos. En primer lugar, las personas optimistas ven los problemas como obstáculos temporales que pueden superar para lograr sus objetivos. Además, algunos estudios sugieren que el optimismo se relaciona con mayor longevidad y mejor salud física, ya que reduce la ansiedad y el estrés, y fortalece el sistema inmunológico. Finalmente, mantener una actitud optimista puede mejorar la percepción general de la vida y promover una mayor satisfacción y felicidad.

El optimismo tiene raíces profundas en el individuo y en la sociedad que lo rodea. Ser optimista puede haber sido beneficioso para la supervivencia de nuestra especie, ya que los individuos optimistas tienden a enfrentar desafíos y buscar oportunidades. A nivel cerebral, los circuitos asociados con el optimismo, como el sistema de recompensa, pueden influir en nuestra percepción y procesamiento de la información de manera que favorezca interpretaciones positivas de las situaciones. Nuestras experiencias pasadas y la forma en que las interpretamos también influyen en el optimismo, ya que tendemos a recordar mejor los eventos positivos que los negativos. Finalmente, el entorno en el que vivimos puede influir positivamente, ya que las actitudes optimistas pueden ser fomentadas y reforzadas por nuestras interacciones con los demás y por las normas y valores de la sociedad.

Sin embargo, el optimismo puede llevar al autoengaño, ya que las personas tienden a buscar y usar información que confirme sus creencias. Además, pueden experimentar malestar psicológico cuando sus creencias, actitudes o comportamientos entran en conflicto, lo que puede llevarlas a reinterpretar la información o minimizar la discrepancia para reducir este malestar. Aunque el autoengaño puede tener algunas ventajas evolutivas y adaptativas, también puede representar riesgos para nuestra supervivencia y bienestar, ya que puede dificultar la resolución efectiva de los problemas y obstaculizar el crecimiento personal.

Todo el mundo se entrega al autoengaño de vez en cuando. Pero ¿cuándo es más probable que eso ocurra y cuándo podría ser realmente contraproducente? Un nuevo estudio, dirigido por un equipo de neuroeconomía y psicología económica de la Universidad de Ámsterdam, demuestra de manera inequívoca que cuanto mayor es la inseguridad y la ansiedad de una situación, más probable es que las personas se vuelvan excesivamente optimistas, incluso hasta el punto de bloquearlas y evitar que tomen las acciones requeridas.

El estudio abordó el autoengaño y sus causas mediante una serie de experimentos con más de 1,700 participantes. Se mostraron brevemente a los participantes varios patrones y se les pidió que identificaran qué tipo de patrón veían. La identificación correcta de algunos patrones tenía un castigo para inducir ansiedad, como una leve descarga eléctrica o la pérdida de dinero. Los resultados mostraron que los participantes tenían menos probabilidades de identificar bien los patrones ligados a un castigo. Cuando el experimento suponía menos incertidumbre se reducía el autoengaño, mientras que ofrecer mayores ganancias por respuestas correctas solo tuvo efecto cuando los participantes tenían más tiempo para elaborar bien la respuesta. Cuando los castigos se cambiaron por premios, desapareció el autoengaño. Los investigadores señalan la importancia de entender cuándo el autoengaño ayuda y cuándo perjudica. Aunque el autoengaño puede ser útil para lidiar con sentimientos negativos y la incertidumbre, demasiado optimismo puede impedir obtener información o actuar de manera beneficiosa.

En palabras de uno de los investigadores, Joël van der Weele, «las personas no son meras buscadoras de la verdad; muchas creencias están movidas por las emociones y guiadas por lo placentero o reconfortante». Si creer que hay vida después de la muerte te hace feliz, es probable que adoptes esa creencia.

* Profesor de la UCO

Suscríbete para seguir leyendo