‘El perro del Hortelano’

«Es como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer». Un refrán tan conocido que cuando lo usamos, solemos prescindir de la segunda parte, ya que la primera es suficiente para dar a entender que alguien no quiere una cosa, pero al mismo tiempo impide que otros la tengan, usen o disfruten. ‘El perro del hortelano’ es el título de una obra de Lope de Vega (1562-1635) que en 1996 Pilar Miró llevó al cine: una película que consiguió siete premios Goya. Pues la misma obra, representada por la Compañía de Teatro Clásico de Córdoba Teatro Par, hace poco más de una semana, llenó de aplausos el Gran Teatro de Córdoba que tenía vendidas todas las entradas casi desde el momento en que se pusieron a la venta. Así que desde esta columna, que se llama «Escenario», felicitamos a Antonio Barrios Gutiérrez, director de la obra, a Álvaro Barrios Mejías, productor y actor; y a todas las actrices y actores y técnicos de la compañía.

Es una comedia palaciega que contiene todos los ingredientes para gustar al gran público, ingredientes que Lope de Vega conocía muy bien y era partidario de usar, aún respetando los cánones tradicionales, según él mismo expone en su «Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo», ensayo en verso que leyó como discurso ante la Academia de Madrid. Efectivamente, cuando se levanta el telón y los primeros versos suenan en la sala, los espectadores quedan prendidos de la historia y la siguen sin pestañear de principio a fin. El amor, los celos, el deseo, la venganza, la desigualdad social y económica entre los enamorados... Son sentimientos y temas tan humanos y eternos que los más de cuatrocientos años que nos separan de la publicación de la obra, en 1618, no son nada.

El miércoles, 27 de marzo, en plena Semana Santa, que no es otra cosa sino la representación de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, se celebrará el Día Mundial del Teatro. Este año, el mensaje oficial ha sido emitido por el dramaturgo noruego Jon Fosse. De dicho mensaje extraigo la reflexión final: «...todo buen arte, en el fondo, gira en torno a lo mismo: tomar lo singular y específico para hacerlo universal. Articula en su expresión artística aquello único con lo universal: no eliminando lo singular, sino enfatizándolo; dejando que lo extraño y lo desconocido brille claramente. Es tan simple como que la guerra y el arte son opuestos, que la guerra y la paz son opuestos. El arte es paz».

*Académica

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