Opinión | guadalquivir

Europa

Este año 2024 se hablará mucho de Europa, no tanto como el viejo continente, sino como el espacio fortalecido por la unidad política y territorial y su defensa inequívoca de la Democracia. Lo europeo, ya no es ajeno a nuestro proyecto de sociedad. Aquello de que Europa empezaba en los Pirineos se ha desmontado con los hechos. Todos somos Europa y nos sentimos orgullosos de formar parte de una gran comunidad que ha protagonizado una revolución universal: anteponer derechos y libertades, y al mismo tiempo, frenar los populismos y neofascismo. Ser de Europa implica unos valores defendibles y exportables, no desde el eurocentrismo, sino desde las sinergias de proyección mundial del parlamentarismo, los Derechos Humanos, la solidaridad y la defensa del estado de bienestar social.

Y esa realidad se siente en el territorio, en cada municipio. Miremos a nuestro alrededor, desde el uso cotidiano de una moneda común, un banco europeo, unos fondos europeos de cooperación, transformación y desarrollo de todo un país, al mismo tiempo, poniendo en marcha políticas de discriminación positiva para ayudar a quien más lo necesita. Los programas de la Unión Europea de ayudas a la agricultura, las líneas a la digitalización, las políticas de energías renovables y economías sostenibles. Palpitamos con el ritmo de Europa y somos un referente de esa profunda renovación de España en nuestro compromiso de construir una sociedad en convivencia, paz y bienestar.

Cuántos jóvenes han participado en los programas Erasmus, posibilitando estudiar en universidades de todo el continente, explorar conocimiento en grados tan complejos, conocer y perfeccionar los diferentes idiomas con una rica historia patrimonial, cultural, social... la juventud cree firmemente en Europa, pues reciben de ella la percepción de estar en su realidad diaria. Diversidad, pluralidad, respeto, movilidad, circulación libre de personas, ideas y comercio.

Europa está en la climatización de los colegios, en las cubiertas de los pabellones deportivos, en la rehabilitación de antiguas instalaciones para el desarrollo y el emprendimiento, en el tratamiento del agua potable, en las plantas fotovoltaicas, en la renovación del alumbrado público y tantas actuaciones que vemos, sentimos, disfrutamos y mejoran la calidad de vida de nuestros pueblos. El toro blanco no volverá a raptar a Europa.

*Doctor en Historia

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