Opinión | Guadalquivir

La otra Transición

Los resultados tan dispares permitían diferentes alternativas

El 3 de abril de 1979 tuvieron lugar las primeras elecciones municipales de la Transición democrática. El pueblo español fue llamado a un referéndum para la Reforma Política, a elecciones a Cortes constituyentes en 1979, a un refrendo de la Constitución española en diciembre de 1978, y a unas nuevas elecciones generales en 1979. Pero los ayuntamientos permanecieron unidos al régimen franquista hasta la primavera de 1979. Aquel inolvidable día de abril, nuestros abuelos y padres, la generación correspondiente, tomó el rumbo de los pueblos y ciudades de la provincia de Córdoba, como en toda España. Poco sabíamos de nuestros ayuntamientos; muchos ni lo habían pisado en su vida.

Tras las elecciones, los resultados tan dispares permitían diferentes alternativas. El 16 de abril se alcanzó un acuerdo conocido como Pacto de la Izquierda, que comunicó José Miguel Salinas, secretario general de los socialistas cordobeses, a las agrupaciones locales. Por aquel pacto, el 19 de abril, Julio Anguita sería alcalde de Córdoba y Manuel López, alcalde de Palma del Río. Francisco Funes lo fue de Hornachuelos y Antonio Díaz, en Fuente Palmera. Sin duda alguna, una primavera llena de ilusión, pero no de revolución ni de claveles ni de rosas. Un cambio tranquilo y acorde al momento, una transición municipal muy bien trazada por gente curtida en la prudencia.

Manuel López, el alcalde palmeño, era hijo de un republicano fusilado en 1939, niño del exilio y del hambre interior, acudió desde pequeño al comedor del Auxilio Social. Peluquero de oficio, fue cultivando en silencio las ideas socialistas y escuchando atentamente las palabras y mensajes prudentes del director del Instituto de Palma del Río, Patricio de Blas Zabaleta. Un grupo de mayores y jóvenes fueron preparando el PSOE local. Jóvenes como Julián Díaz Ortega y Salvador Blanco trazan el camino de la reconciliación y transformación de una sociedad muy atrasada a una ciudad en progreso.

En el balcón de la casa consistorial se izó la bandera de Andalucía y se acordó recuperar los nombres históricos de las calles del pueblo. Y sin apenas recursos, pero con muchas ganas de trabajar, se enfrentaron con la cruda realidad y aguantaron hasta un golpe de Estado. En aquel abril de 1979 se escribió la otra Transición.

*Doctor en Historia

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