Opinión | LA VIDA POR ESCRITO

Reproducirse o vivir

Un estudio revela que el precio a pagar por una reproducción más rápida y eficaz es una vida más corta

Un estudio liderado por la Universidad de Michigan acaba de mostrar que los mismos genes que favorecen la reproducción son responsables de acortar nuestra esperanza de vida acelerando el envejecimiento y la muerte. No es la primera vez que comprobamos que la vida nos pone este tipo de disyuntivas: no todo es compatible ni se puede tener todo a la vez según las reglas del juego de la biología.

Lo que acaban de demostrar estos investigadores, con en un estudio basado en la revisión de información genética y de salud de más de 276.000 personas, valida una vie-ja teoría evolutiva que buscaba explicar los fundamentos genéticos del envejecimiento y la muerte. En 1957, el biólogo George Williams propuso que las mutaciones genéticas que contribuyen al envejecimiento podrían ser favorecidas por la selección natural si son ventajosas en la etapa juvenil al promover una reproducción más temprana o la producción de más descendencia. En definitiva, el precio a pagar por una reproducción más rápida y eficaz es una vida más corta. Aunque también se podría explicar esta relación de otra manera: cuando la vida es muy corta y penosa, la reproducción necesariamente debe ser más rápida y eficaz.

Si se mira el mundo de la reproducción en la naturaleza, nos encontramos una gran diversidad, tanta como colores, formas, tamaños y comportamientos. Y entre esas estrategias reproductivas hay dos extremos: reproducirse continuamente o reproducirse una sola vez. La especie humana, por ejemplo, se sitúa en un termino medio: nos reproducimos varias veces a lo largo de nuestra vida.

Las razones que explican la adopción de una u otra estrategia tienen que ver fundamentalmente con las circunstancias y el entorno. Y mirando los casos reales de especies que usan cada estrategia, podemos descubrir a qué nos referimos con las circuns-tancias. Entre las especies que se reproducen una sola vez en su vida, y luego mueren, tenemos los salmones. Muchas especies de salmones migran río arriba para desovar. Después de poner sus huevos, la mayoría de los salmones mueren. Algunas especies de insectos, como el efímero de mayo, viven solo unos días como adultos. Su principal objetivo es reproducirse antes de morir. Aunque no es un animal, el bambú es un ejemplo de planta que sigue esta estrategia. Algunas especies de bambú pueden pasar muchos años acumulando recursos y luego florecer, producir semillas y morir casi simultáneamente en un fenómeno conocido como «muerte masiva del bambú». Hay también especies de calamares de aguas profundas que tienen una vida corta y mueren poco después de reproducirse. Y aves efímeras como el petirrojo de la isla Norfolk, que mueren justo cuando terminan de sacar del nido a sus crías.

Las circunstancias que están detrás de esta trágica estrategia reproductiva son claras: un entorno inestable, cambiante o impredecible, que no favorece la supervivencia a largo plazo; una feroz competencia por los recursos, unos recursos limitados, o la presencia de grandes depredadores. En estas circunstancias, los individuos que invierten todos sus recursos en una sola reproducción intensiva pueden maximizar la probabilidad de transmitir sus genes antes de morir.

Por lo que sabemos, los seres humanos nunca hemos seguido esa estrategia de apostarlo todo a un solo acto de reproducción. Pero sí sabemos que los primeros humanos tenían una esperanza de vida más corta y que la reproducción era más temprana. Y lo que resulta más obvio aún y vivimos ahora con naturalidad en las sociedades más desarrolladas y con mayor esperanza de vida: la reproducción es cada vez más tardía y la tasa reproductiva es cada vez más baja. Parecería que la reproducción ha dejado de ser una prioridad vital. Ahora lo que deseamos todos es vivir y ya nos planteamos el objetivo de la inmortalidad. Es quizás una señal de que nuestra evolución está dejando de estar marcada por las leyes de la biología. Quizás estemos ante la primera especie viva que transcienda el mundo de la biología.

* Profesor de la UCO