Opinión | entre visillos

Un centenario en vísperas de Navidad

Córdoba recuerda hoy en el Gran Teatro a Luis del Río, gran figura de la danza

Si la calle Cruz Conde se llena cada tarde a rebosar de gente para ver encenderse y apagarse luces al ritmo de Mariah Carey y algún que otro villancico; si ya puede visitarse el belén municipal, avanzadilla de los que vendrán luego, en el Oratorio San Felipe Neri es que llegó la Navidad a Córdoba. Cada vez antes -como en todo el mundo menos en los rincones habitados por la guerra y el hambre, que no están para fiestas- y cada vez más a lo grande. El alcalde, José María Bellido, ha anunciado que la de este año será apoteósica, tanto que se ha propuesto que sea «la mejor Navidad que haya tenido nunca la ciudad y la mejor Navidad de España». Y para ello varias concejalías están trabajando codo con codo (bueno, ahora lo llaman de forma transversal, que suena más moderno pero es lo mismo) en la organización de un centenar largo de actividades para todos los gustos y edades. Vamos, lo que se dice echar la casa por la ventana -no se han dado cifras, pero la cosa supondrá un buen pico a las arcas municipales- con tal de despertar en los cordobeses la alegría propia de estas fechas y las ganas de consumir, que es a lo que vamos.

Al prólogo festivo, enriquecido desde el largo puente que atravesamos con la visita a los patios por rutas, se sumará esta noche en el Gran Teatro un acto que nada tiene que ver con la Navidad, pero comparte con ella el espíritu de recuerdo hacia los que se fueron dejando una honda huella entre nosotros. Se trata del homenaje a Luis del Río, bailarín, coreógrafo y pionero en la enseñanza de danza española no sólo en Córdoba, sino en todo el país.

Porque Luis del Río, cuyo nombre lleva el Conservatorio Profesional de Danza, que él dirigió cuando se compartían estos estudios con los de Arte Dramático, fue un artista único, intuitivo y apasionado por el baile hasta vivir por y para él. Fue también un creador genial, artífice de numerosos ballets que montaba sin aparente esfuerzo, y como tal contribuyó a ensanchar las fronteras locales, actuando en escenarios de todo el mundo. Aunque una de las facetas que más nutrían a Luis del Río era la docente, y en ella consiguió lo que se propuso desde joven, crear escuela. Un legado que se remonta a mitad de los años sesenta del pasado siglo, cuando es nombrado primer profesor titulado de Danza Española en el Conservatorio de Música y Declamación de Córdoba, lo que le convirtió en organizador de todo el programa educativo oficial de los primeros estudios reglados de la materia en Andalucía y de los pocos que existían en España.

Coincidiendo con el centenario del nacimiento del gran maestro, que se cumple este mes de diciembre, la Asociación pro Arte Luis del Río, impulsada por su sobrina Carmen del Río, ha organizado con el apoyo del IMAE el espectáculo ‘Luis del Río. Tiempo de danza en Córdoba’, broche a la programación desarrollada todo el año en el centro docente. Escuela bolera tradicional, danza estilizada y flamenco configuran las tres partes del ambicioso montaje, en el que brillan piezas emblemáticas de la herencia coreográfica del bailarín. Entre ellas ‘Las cordobesas’, popular creación -cuya primera versión guitarrística se repondrá- a la que pusieron música el maestro Luis Bedmar y Juan Antonio Chica, mientras la letra corrió a cargo de Miguel Salcedo y les puso voz Soledad del Río, la única superviviente de aquella unión artística. A todos ellos se rendirá recuerdo, y a otro cordobés más, el gran pintor Rafael Botí. Muchos de sus lienzos, los que recogen la Córdoba profunda, servirán de telón de fondo a los números musicales. Un justo tributo a un pasado ilustre que sigue siendo presente. Y una forma más de disfrutar los prolegómenos de la Navidad.

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