Crisis climática y riesgo laboral

El 28 de abril se conmemora el Día Mundial de la Salud y la Seguridad en el Trabajo y este año ponemos el acento en el importante riesgo que para la salud y la seguridad en el trabajo supone la crisis climática.

Las cifras de accidentes laborales son insoportables. Córdoba cerró el 2023 con 17 personas fallecidas y, aunque fueron 5 menos que el año anterior, fue la segunda provincia andaluza con más accidentes mortales, solo superada por Sevilla, y por eso debemos seguir trabajando por entornos laborales seguros y saludables.

En 2023, Córdoba registró 32 alertas por calor, una situación que, mucho nos tememos, va a ir en aumento. CCOO viene alertando desde hace años de la necesidad de intensificar la lucha contra el cambio climático y de las consecuencias económicas, sociales y también para la salud laboral que tiene. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ya avisó de que la crisis climática «puede aumentar el riesgo de lesiones, enfermedades y muerte de los trabajadores debido al estrés térmico, los fenómenos meteorológicos extremos, la exposición a productos químicos peligrosos, la contaminación atmosférica y las enfermedades infecciosas entre otros». No olvidamos la repercusión que la pandemia del covid-19 tuvo en el trabajo de millones de personas, de la que aún no nos hemos recuperado del todo. Medidas de protección frente a fenómenos meteorológicos extremos como las establecidas en el Real Decreto Ley 4/2023 de 11 de mayo, son un paso hacia la adaptación del trabajo al cambio climático, pero hay que seguir avanzando.

Hay que recurrir a las herramientas de la prevención de riesgos laborales para prevenir la exposición a temperaturas extremas en las empresas y, en este ámbito, la negociación colectiva es también fundamental. Debemos incluir en los convenios colectivos medidas específicas para prevenir y actuar ante el calor. Podemos mejorar los calendarios laborales o establecer protocolos de actuación ante situación de estrés térmico, por ejemplo.

La negociación colectiva cobra aún más valor en el caso de las empresas que no están obligadas a tener un delegado o delegada de prevención que vele por el cumplimiento de la normativa en materia de PRL. Por ello, CCOO ha propuesto la creación de la figura del delegado territorial de prevención para atender a las pymes y micropymes, porque los datos avalan que las empresas en las que hay representación sindical la siniestralidad es menor.

Además, hay que seguir mejorando la gestión de la prevención en las empresas y modificar los sistemas de acreditación y control de los servicios de prevención para que la PRL sea realmente efectiva y no un mero documento con el que cubrirse las espaldas ante un posible accidente.

Y no podemos olvidarnos de las enfermedades profesionales. Ejemplo del subregistro de las enfermedades profesionales es el caso del cáncer. En España, se estima que anualmente fallecen 8.700 hombres y 850 mujeres por cánceres debidos a exposiciones laborales, pero en 2023 sólo se han comunicado 94 partes de enfermedad profesional por agentes cancerígenos, la mayoría por amianto. Tenemos que sacar a la luz las enfermedades laborales y poner sobre la mesa un problema que afecta a millones de trabajadores y trabajadoras, que van a trabajar enfermos o a los que no se les reconoce el origen laboral de las enfermedades que padecen.

Entre las enfermedades profesionales, las derivadas de riesgos psicosociales están cobrando cada vez más protagonismo, y por ello urgimos a establecer un marco normativo que obligue a hacer la evaluación de riesgos psicosociales y a incluir los desórdenes mentales en el cuadro de enfermedades profesionales.

Todo ello, sin olvidar la incorporación de la perspectiva de género en la PRL y la eliminación de las desigualdades, dos objetivos prioritarios como debe serlo también el impulso de las políticas públicas activas en materia de prevención que deben llevar acarreados un aumento de los recursos económicos y humanos destinados a ellas.

*Secretario de Salud Laboral de CCOO de Córdoba

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