Opinión | el alegato

Pim, pam, pum... fuego

Ilusa de mí que creí que con la salida de Unidas Podemos del Ejecutivo perdía bastantes oportunidades de gastar munición. Nada más entregar su cartera de ministra, la Sra. Irene Montero, junto a la exsecretaria de Estado, Ángela Rodríguez Pam, y la exdelegada de Gobierno Victoria Rosell, organizan una marcha vespertina, bajo llamamiento de la Comisión 8M, completamente distinta y diferenciada de la marcha matutina organizada por el Foro 25N, aunque eso sí, ambas reclamando «unidad» frente a la violencia machista.

Es cierto que en honor a la verdad, hay que decir que la marcha organizada por las «ex» estuvo mucho más concurrida que la encabezada por la nueva ministra de Igualdad, Ana Redondo. No cayeron las ministras socialistas asistentes a la del 25N a.m. que muchas posibles manifestantes no podrían asistir porque, el sábado por la mañana es el único día, que tras trabajar fuera toda la semana, disponen para atender a los micromachismos hogareños.

Lo que tampoco voy a omitir es la vergüenza como mujer y la indignación como profesional que he sentido al escuchar en la marcha encabezada por la pancarta de las de Podemos, a las referidas anteriormente, corear las siguientes consignas: «Estamos hasta el culo de tanto machirulo», «Estoy hasta las tetas de togas y puñetas».

¿De verdad que gritando tales barbaridades piensan estas señoras transformar el mundo como rezaba la pancarta que sujetaban?

Para transformar ese mundo que la Sra. Montero y adláteres consideran dominado por un sistema capitalista y heteropatriarcal habría que empezar pensando antes de hablar a quiénes se insulta de manera gratuita y sin necesidad. Y es que esos gritos proferidos por estas individuas manifestando públicamente estar hasta ciertas de sus ubicaciones corporales de «machirulos», «togas» y «puñetas» obvian que al menos de las dos últimas opciones somos muchas mujeres (casi en misma proporción a hombres y cada día en mayor número).

Somos togadas que estamos, día tras día y desde nuestras diferentes especialidades, enfrentándonos a las violencias machistas contra las que ellas dicen venir a defendernos. Mirando a los violentos y machistas a los ojos frente a frente y sentándolos ante quien ha de imponerle el merecido correctivo: esas puñetas que ellas detestan y que en multitud de ocasiones también tienen tetas.

*Abogada especialista en Derecho del Trabajo y Seguridad Social

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