Opinión | El alegato

LOLA DE TORO

El pensaor

La aclamación es fácil cuando peligra la ubre que nos amamanta

Me niego a seguir dando pábulo a ese a quien sólo mueve su egolatría. Me niego, pero es inevitable.

Vaya por delante que diría igual si se tratase de cualquier otro líder de esa «ultraderecha» que ha pasado a ser la mitad de España, si ese otro se comportarse del mismo modo que lo hace el que no pienso nombrar.

«El puto amo», como lo ha llamado su ministro de Transportes, se ha permitido, en nombre del amor, tomarse cinco días de reflexión, para plantearse si continuar o no de presidente.

Miren Uds., yo soy mujer de alguien que en mi defensa se retira a meditar sobre su trabajo o cargo y «el cipote» que le monto es de órdago. Seguro que no soy tan feminista como las militantes del PSOE pero les puedo decir que mi pareja se dé por ofendida por las dudas que puedan surgir sobre mi trabajo y gestión, y esa ofensa se traduzca en un parón de su agenda para plantearse su futuro laboral, me parece de los gestos más machistas que puedo imaginar. El que para Oscar Puente es el puto amo, para mí es un personaje que cobra a cargo del erario público y que se permite lo que a mí, profesionalmente, no me está permitido.

Si yo me encuentro baja de ánimos, tengo problemas familiares o me duelen las tres falanges del dedo corazón de hacer movimientos involuntarios cuando escucho al pensador hablar en las noticias, debo disimular mis penas y temores y ponerme la máscara de abogada superhéroe, que todo lo puede y que jamás flaquea, porque eso es lo que de mí se espera por aquellos a los que debo defender. A la gente, Sr. innombrable, le importan un carajo sus ofensas. La gente quiere un líder y ser líder no permite dudas ni flaquezas. Ud. se ha equivocado mostrando su debilidad -caso de que realmente esa debilidad sea su esposa y no la haya utilizado como excusa para ocultar berrinches mayores-. Si saben dónde le duele, no dude que ahí van a dar. Y no, no me estoy refiriendo a quienes como yo tienen las falanges fastidiadas a su costa sino de aquellos que le pedían a gritos en Ferraz quedarse. La aclamación es fácil cuando vemos peligrar la ubre que nos amamanta, pero en peligro de ser juzgado por la teta escogida para el enganche, no dude del pies para que os quiero de todos sus servidores. Ud. pretende acabar con la Judicatura que osa investigar unos hechos en los que presuntamente ha intervenido su esposa. Quiere acabar con el periodismo que se atreve a contar más allá de los amojonamientos informativos por Ud. señalados. Ud. está dividiendo a los ciudadanos en buenos y malos, los conmigo y los contra mí. Ud. no es ningún puto amo. Ud. no es el pensador de Rodin siquiera. Ud. es «el pensaor» ,que en Montalbán es el que echa el pienso a su «ganao».

*Abogada experta en Derecho del Trabajo y Seguridad Social

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