Opinión | entre visillos

Cultura en la calle... y dentro

Arte a cielo abierto y sin horarios en la muestra sobre pinturas del Prado en el Vial

Córdoba vuelve a vivir otra de esas oleadas culturales que felizmente la sacuden en determinadas épocas del año; una lluvia de ofertas de toda índole que dice mucho del dinamismo de una ciudad que algunos todavía consideran anclada en los esplendores pasados, aunque el aluvión de convocatorias a la misma hora desespere al público potencial de todas ellas por carecer de la ubicuidad necesaria para atenderlas. A veces hay suerte y, con buena organización y una disciplina de reloj férrea, puedes acudir a varios actos en una misma tarde. Ocurre sobre todo esos días en que te enfrentas a varios compromisos ineludibles -porque la cultura, además de proporcionar placer intelectual, te acerca a los amigos- y tiras por la calle de en medio, aun a sabiendas de que te arriesgas a quedar mal con todo el mundo: con unos por salirte del acto antes de que acabe y con otros por llegar cuando ya está bien avanzado.

Ese riesgo que no se corre cuando la cultura sale a la calle y se nos ofrece a cielo abierto y sin horarios. Un deleite en libertad del que puede participar cualquiera, tenga mucha formación o ninguna, pura democracia del saber en la que nunca te quedas sin asiento. En Córdoba tenemos ya experiencia en estas iniciativas que enriquecen el presente volviendo la mirada atrás, en muchas ocasiones para recordar tradiciones e historia. Fue por ejemplo el caso de la magnífica exposición ‘Córdoba es patio’ en Las Tendillas; o la más reciente -como aquélla con aportaciones de esa memoria viva que es el Archivo Municipal- instalada ante el Gran Teatro para conmemorar, con curiosos carteles y programas de mano, lo mucho que han dado de sí en materia de espectáculos los 150 años de un espacio escénico considerado referente en la red nacional de teatros públicos. Ahora el arte, el mejor arte, acaba de aterrizar en el Vial Norte para quedarse hasta el 10 de diciembre, de la mano nada menos que del Museo del Prado.

Un total de 50 reproducciones fotográficas de las más de 8.000 obras que guarda la pinacoteca nacional muestran en esta exposición itinerante, acompañadas de textos explicativos, la evolución de las grandes escuelas pictóricas que componen su colección, y con ella la historia española y europea a través de los grandes maestros. Una delicia para los sentidos, cultura en vena que sorprende al paseante en chándal.

Pero no se limitan a esto las iniciativas, tantas que falta sitio para mencionarlas tan sólo. Vayan aquí algunas. Continúa con éxito el Festival de Piano Rafael Orozco, que reúne en Córdoba a algunos de los más grandes intérpretes. La Real Academia, que acaba de celebrar un congreso internacional sobre la figura de Antonio Caballero y Góngora, arzobispo de Santa Fe y virrey de Nueva Granada, desarrolla durante toda la semana, a través de su fundación, las segundas jornadas sobre el callejero cordobés, en esta edición dotándolas de un aire de crónica periodística, con paseos descriptivos por los barrios. La Filmoteca sigue imparable, alternando ciclos como ‘La imagen del Sur’, una reflexión sobre género y violencia, o ‘Cine y literatura’, de la mano del Centro Andaluz de las Letras, con películas basadas en obras literarias o del cómic.

Tampoco los pueblos se quedan cortos. Ayer se cerraban en Montilla unos días dedicados a la novela histórica, y Villa del Río daba a conocer los ganadores del Certamen Nacional de las Letras que lleva el nombre de Isabel Agüera. Priego, Cabra y Alcaracejos se sumarán a las Jornadas Barrocas con las que la Diputación dará a conocer su patrimonio. Y Aguilar de la Frontera acercará la plástica al mundo rural, junto a la Fundación Botí, con ‘El arte de la palabra’, siempre bajo el recuerdo protector de Vicente Núñez. No se puede pedir más.

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