Opinión | paso a paso

Umbral y elegía

«La eutanasia, aun vestida con las galas de la compasión y el alivio, no deja de ser una compañera de viaje que nos susurra al oído la posibilidad de una rendición final»

Córdoba, esa ciudad que palpita con la pulsión de la historia, ha registrado el primer caso de eutanasia, trazando así una línea divisoria en su cronología milenaria. Este hecho, que se ha entrelazado con la conmemoración del Día de la Muerte Digna, nos convoca a una reflexión que trasciende la inmediatez de la normativa y sus frías disposiciones. En el año de gracia de 2021, el legislador español se adentró en la oscura selva de la moralidad con una ley que, a la manera de un oráculo ambiguo, promete el alivio de la existencia a aquellos que se hallan en el doloroso arriate de la vida. Se nos presenta así un escenario donde la muerte es elevada a la categoría de derecho, un derecho cuya conquista se ha gestado en el seno de la desesperación y el sufrimiento. Es menester reconocer el tormento inenarrable de quienes, aprisionados en el calabozo de un cuerpo que declina, claman por un término a su padecimiento; y a la vez, no podemos sustraernos a la consideración de lo que implica ayudar a descorrer el velo misterioso que separa la vida de la muerte. Porque la eutanasia, aun vestida con las galas de la compasión y el alivio, no deja de ser una compañera de viaje que nos susurra al oído la posibilidad de una rendición final. Córdoba, al inscribir este primer caso en su libro de los días, abre un capítulo donde la vida y la muerte se miran cara a cara, en una dialéctica que desborda los límites de la ética y entra en los dominios de la conciencia. Nos encontramos, pues, ante una encrucijada que nos insta a ponderar la sacralidad de la existencia y el respeto que merece el ocaso de cada ser. En el reciente Día de la Muerte Digna, el eco de la historia se ha hecho presente para recordarnos que cada vida es un texto sagrado, y que el derecho a morir dignamente, aunque amparado por la ley, siempre será una página escrita con la tinta indeleble del misterio y la inquietud.

*Mediador y coach

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