Estrena 'O corno'

Jaione Camborda, directora de cine: "La represión franquista reverbera en nuestro presente”

La película ‘O Corno’ cuenta la historia de una comadrona que se ve obligada a escapar a Portugal tras la muerte de una adolescente a la que ha ayudado a abortar, y que en su periplo toma contacto con otras mujeres dispuestas a ayudarla

La directora Jaione Camborda posa durante la presentación de O Corno.

La directora Jaione Camborda posa durante la presentación de O Corno. / JAVIER ETXEZARRETA

Nando Salvà

La cineasta donostiarra acaba de convertirse en la primera directora española en ganar la Concha de Oro que concede el Festival de San Sebastián. Lo ha logrado gracias a su segundo largometraje, ‘O Corno’, que se sitúa en la Isla de Arosa a finales del franquismo para acompañar a una comadrona que se ve obligada a escapar a Portugal tras la muerte de una adolescente a la que ha ayudado a abortar, y que en su periplo toma contacto con otras mujeres dispuestas a ayudarla. Mientras escenifica esa manifestación de sororidad, Camborda confirma la habilidad para narrar a través de la contemplación del paisaje y los cuerpos que dejó clara en su ópera prima, ‘Arima’ (2019), y demuestra una capacidad excepcional para moverse con fluidez entre géneros y tonos.

Ya han pasado varios días desde que ‘O Corno’ ganó la Concha de Oro. Superado el comprensible aturdimiento inicial, ¿qué lectura hace usted del premio ahora?

Me hace muy feliz, obviamente, pero todavía no alcanzo a comprender lo que puede llegar a suponer en mi carrera profesional. Trato de ser realista, y de tener presente que el premio no me hace mejor cineasta de lo que era antes de ganarlo. Pero, por supuesto, me está dando más visibilidad. De entrada, ya ha hecho que aumente considerablemente el número de salas de cine españolas en las que mi película será exhibida. Eso es bueno.

¿Qué significa para usted ser la primera directora española en obtener el galardón?

No es algo sobre lo que una deba sentirse orgullosa, porque significa que ninguna de las 70 primeras Conchas de Oro fue a parar a una película española dirigida por una mujer. Confío en que llegue pronto el día en que ninguna mujer artista deje ya de ser la primera en lograr algo, o que deje ser noticia la cantidad de mujeres que hacen cine. 

Su Concha de Oro también es la primera concedida a una película española hablada en una lengua oficial del Estado español distinta del castellano. Y llega en un momento en el que las lenguas oficiales están en el centro del debate político. ¿Hasta qué punto rodar una película en gallego es un acto político?

No debería serlo, ¿no? Sobre el papel, es lógico que una película rodada y ambientada en Galicia sea hablada en gallego; lo anómalo es que siga llamando la atención. Dicho esto, yo creo que el cine siempre va por delante de la política en muchos sentidos y que, como cualquier forma artística, tiene la responsabilidad de ser punta de lanza, y lleva normalizando la lengua muchísimo más tiempo que el Estado español. Rodar en gallego es político, claro. Pero es que, en el cine y en cualquier acto de creación, todo es político: los personajes que protagonizan la historia, la época y el lugar en los que transcurre... Todo.

¿Diría que 'O corno' propone una reivindicación del cuerpo femenino? Algunas de sus escenas más poderosas así lo sugieren.

Como cineasta yo necesito contar historias que estén íntimamente conectadas con mis vivencias personales y mis inquietudes. Mi principal intención con la película ha sido explorar tanto las incertidumbres que una mujer puede sentir respecto a su capacidad de concebir como las diferentes consecuencias que tiene decidir usarla o no usarla; es un asunto, comodigo, estrechamente ligado a mi propia experiencia conla maternidad. En todo caso, me planteé el proceso no como una búsqueda de respuestas sino como una investigación existencial, una reflexión planteada desde un punto de vista sensorial y no racional.

Entre esas escenas destaca la que abre la película, que observa un parto y tiene una duración de casi 10 minutos. ¿Por qué decidió empezar la película con ella?

Para mí esa secuencia es una declaración de intenciones: la intención de poner a la mujer en el centro, y la de prestar atención a la sororidad femenina en una época, el tardofranquismo, en la que la mujer seguía teniendo que soportar la falta de derechos y libertades. Además, en la historia del cine los partos apenas han sido retratados de forma justa y realista, en parte porque casi siempre ha sido retratados con mirada masculina. Quise mostrar un parto más mamífero e inmersivo, que reflejara más fielmente la experiencia de dar a luz, que es algo eminentemente físico. No creo que lo hubiera retratado como lo he hecho de no haberlo vivido yo misma en primera persona.

‘O Corno’ se estrena en un momento en el algunos vuelven a empeñarse en arrebatarle a la mujer el control sobre su propio cuerpo. También en ese sentido, especialmente en ese, es una película política.

Por supuesto. La película transcurre en el franquismo pero en ella no hay más que unos pocos significantes de época, porque quise dejar claro que los asuntos que trata no se circunscriben exclusivamente en el pasado. La represión franquista reverbera en nuestro presente a través de lo que proponen partidos de ideología retrógrada a quienes se da espacio político. Es importante que se recuerde qué significa negarle a la mujer el derecho a abortar y, sobre todo, que se entienda que las mujeres siempre vamos a ejercer el control de nuestro cuerpo, aunque sea poniendo en peligro nuestras vidas.

‘O Corno’ llega en un momento en el que el cine español se define sobre todo por la irrupción de una nueva generación de mujeres cineastas, y por las diversas miradas femeninas que ello aporta. ¿Qué opina de ese proceso? 

Opino que significa reparar una injusticia. La capacidad para hacer buenas películas no depende del género, pero hasta ahora a las mujeres apenas se nos habían dado la oportunidad de contar nuestras historias. Creo que, actualmente, en la sociedad hay un gran interés en escuchar cómo la mujer se cuenta a sí misma, en parte porque durante demasiado tiempo nuestra realidad ha sido explicada desde el punto de vista del hombre. Ojo, también creo que hay hombres feministas capaces de contar historias femeninas potentes desde la perspectiva masculina. Me resisto a oponer una mirada femenina y una mirada masculina porque, en cualquier caso, hablamos de una multutd inabarcable de miradas tanto entre las directoras como entre los directores. Y lo importante es hacer justicia a esa diverisdad, y celebrarla.