CRÓNICA

David Bisbal se muestra más vivo que nunca en Los Califas

Repasa ante miles de oyentes los temas míticos de su repertorio y da un anticipo de su próximo disco

Lo primero, antes de entrar en materia, ¿Cómo están los máquinas que cumplen casi con fe religiosa la asistencia a un concierto de David Bisbal?. Verle en directo es un acto heroico de nostalgia por los giros imposibles, los movimientos de cadera, el agarrarse la chaqueta con más gracia que un bailaor. Los característicos rizos ya no están --hasta lo esencial debe ser compatible con las transformaciones-- y en su lugar un peinado moderno, tan moderno como el cantante enérgico que no ha perdido fuelle pese al paso de los años, de las modas, de la propia música.

El almeriense se ha presentado esta noche ante las miles de almas que han llenado la Plaza de Toros para mostrarles el estar más vivo que nunca, como reza el título de su gira. En mitad de un mundo en crisis, con inundaciones y terremotos repentinos, Bisbal sigue en la brecha como un relámpago de esperanza inextinguible, entre las nubes y la tormenta. Cómo no iba a emocionarse el público de Los Califas con himnos como Ave María, Bulería o Corazón Latino. Estos no son temas, sino inyecciones de recuerdos para varias generaciones: los bailes del colegio, la boda de los amigos, la verbena del pueblo... El cantante lleva el peso de la diversión multitudinaria con una autenticidad hipnótica. 

Un giro de peonza, puño al aire y la pista enloquecida

Entre el público se ha podido ver a representantes de varias delegaciones del Ayuntamiento, señal de que esta ciudad pide Bisbal a gritos, como los chillidos con los que ha sido recibido al inicio. "Qué salga David...Qué salga David..." y al fin se dejaba ver con el tema Ajedrez (uno de los más recientes de este año) sobre una puesta en escena espectacular, bañado por luces de colores, como tocado por la gracia de la buena voz. Un giro de peonza, un puño al aire, la pista enloquecida y Quién me iba a decir. Quién te lo iba a decir hace años, David, que desde escenarios enormes conquistarías millones de corazones y sin perder tu acento. Cómo han subido los ánimos con Lloraré las penas; un registro vocal intacto y las ganas de disfrute a flor de piel. Un repaso frenético por las primeras etapas, Oye el boom, en el que él no ha parado de moverse, cercano con su público.

Así lo han sentido desde las gradas espectadoras como Charo Barranco, quien ha transmitido el amor por Bisbal a su hija de diecisiete años, Marta, "desde que debutó en Operación Triunfo" porque "sabíamos que iba a llegar lejos". Lo que tiene es "una gracia tremenda para decir cualquier cosa", ha incidido Charo mientras sonaba Mi princesa. "Pero mira que está guapo de rojo"... "¡Guapo!... ¡Qué arte tienes!..." Así hasta más de dos horas de momentos emocionantes; como referencias a su familia o la subida de temperaturas gracias a los ritmos latinos de Ay, Ay, Ay.

Para terminar, la misma conclusión de siempre: su voz inconfundible, su lugar permanente en los corazones. A juzgar por espectáculos como el de esta noche, a Bisbal todavía le queda mucho tiempo en la industria de la música y todo apunta a que seguirá rozando el éxito con la naturalidad de un niño que se divierte con su tarea.