POESÍA

Bajo el velo del sol

Estefanía Cabello regresa con el poemario ‘Muchacha con mirlo en las manos’

Estefanía Cabello

Estefanía Cabello / CÓRDOBA

Alejandro López Andrada

Como si la luz comenzase a derramar semillas de oro sobre una tierra fértil a la que acudieran gozosas las alondras para picotear la siembra abierta, la poesía de este libro derrama en los ojos del lector semillas de amor e intensa claridad. Uno siente al entrar en esta hermosa galería de versos rotundos, insólitos, certeros, que camina y avanza por un idílico paisaje donde halla respuestas a preguntas antaño realizadas: «Me marché tantas veces/ como pude de aquel lugar/ donde no se definía/ lo intacto de mí» (Pág. 27). Uno se ha preguntado muchas veces porqué huyó de sitios donde halló felicidad. Siempre estamos, a lo largo del tiempo, caminando hacia rincones extraños sin saber que, al hacerlo, dejamos atrás nuestra raíz. Esa es una lección que Estefanía Cabello (La Carlota, 1993) nos da en este libro de poesía conmovedora. En la huida uno halla la sombra del que fue: «Los fuegos mal apagados aún brillan/ como puertos en la oscuridad» (Pág. 24). Y es que dentro de la sombra, en la penumbra más impenetrable y angosta, si miramos hallamos reverberaciones de la luz. Y este hermoso libro, a veces deambula entre penumbras y simbólicas sombras, pero, en cambio, está repleto de reverberaciones e insólitos fulgores hilados a la vida, a la íntima memoria de una joven poeta de inmensa madurez que ha bebido en la fuente sensible y prodigiosa de sus antepasados copiando en la mirada todo lo que ocurría y transcurría, antes, ahora y siempre, en nuestro entorno más cercano bajo el velo de un sol amable y familiar: «Conoces tanto mi afán por la familia/ por los asuntos cotidianos/ el deseo de amar a un hijo» (Pág. 33).

Este libro, muy elaborado en su concepto, perfectamente cohesionado en su estructura, dibuja tres partes que se complementan a nivel temático, siendo el amor puro y tangible la materia esencial que forma su argamasa. Pero existen, por otro lado, más lecturas, como la que se centra en la visión antigua de la Naturaleza y la emoción de un mundo campesino que Estefanía en su infancia conoció y hoy define una parte de su identidad: «Qué de espigas rosadas/ uniendo mi cuerpo a la tierra.../ Una joven saborea el mundo/ como una guarida a la intemperie» (Pág. 35).

Por otro lado, aparece en el poemario un eco de admiración y de respeto hacia otros y otras poetas que la autora dibuja con una gozosa precisión destilando versos de belleza rutilante, como cuando evoca la imagen diamantina del insigne poeta Pablo García Baena trazando unos versos de tono melancólico, de una sencillez armónica, sutil: «Tus pasos me acompañan.../ Esta bruma húmeda/ en torno a las casas encaladas.../ Me has sonreído/ hasta en las horas más nocturnas» (Pág. 62). Con el mismo tono emotivo, sosegado, Estefanía Cabello homenajea a través de unos versos leves, temblorosos, como trinos recónditos de un noble ruiseñor escondido entre zarzas, las imágenes arraigadas, tutelares y románticas, de dos poetas memorables, Sofía de Melo y María Victoria Atencia. Hay un poema que dedica a Ana Rossetti, «Recuerdo a un chico Wrangler», y unas páginas más adelante, en otros versos, evoca al poeta novísimo Guillermo Carnero dibujando el espacio del jardín de Aldobrandini por el que transita idealizado el citado poeta, uno de los más insignes del grupo Novísimo.

Por otro lado, en el mismo apartado de los poemas mencionados, la parte del libro titulada «La heredad fértil», aparece la pieza más bella y emotiva de todo el conjunto, el poema que la autora dedica a su padre, en el que leemos versos como estos: «El sol abona el tacto erguido en sus manos/ y en cada arruga se levanta un testimonio…/ Me parece que él/ sabía hablar del amor/ sin apenas nombrarlo» (Pág. 57). En el mismo apartado, hay otro poema dedicado a Miguel Hernández, donde Estefanía Cabello ahonda con versos febriles, centelleantes, cargados de una profundidad hipnótica, en la imagen mítica del poeta de Orihuela mirando a través de sus ojos y respirando un aire encendido por la lentitud del mar y un puñado de cruces blancas vaporosas donde la poesía descansa como un ave, un misterioso y tímido alcatraz que lleva en el pico el rumor de un oleaje que arrastra en la brisa cáscaras de luz bañadas de espuma, soledad y amor.

En este poemario hondo y reflexivo, Estefanía Cabello ha conseguido resumir la vida en un noble puñado de poemas que destellan como las plumas pudorosas de un mirlo dormido entre los dedos de una chica que pasea por el tiempo bajo el velo azul del sol.

‘Muchacha con mirlo en las manos’.

Autora: Estefanía Cabello.

Editorial: Torremozas. Madrid, 2023.

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