POESÍA

Hacer del bosque casa

Jannet Weeber. | PERFIL X

Jannet Weeber. | PERFIL X

La lectura de ‘Paisaje suspendido’, el segundo poemario de Jannet Weeber Brunal (Montería, 1976), tras ‘Otra cosa es el silencio’ (Ed. Torremozas, 2015), ha supuesto un auténtico descubrimiento para quien escribe estas líneas. El título, una invitación sutil a contemplar el mundo que nos rodea con los ojos abiertos al asombro, está tomado de la poeta venezolana residente en España Ana Nuño, cuyos versos, junto a los de Chantal Maillard, portican el conjunto y marcan el tono y la perspectiva del mismo.

Precedido por un interesante prólogo de Camila Charry Noriega, el libro está compuesto por treinta y cuatro poemas articulados en dos secciones: «La urbe» y «Lo natural». Después de situar al lector en la ciudad y sus contradicciones, la poeta colombiana muestra la auténtica dimensión de un paisaje natural fundacional y fundamental. Aunque ambos mundos sean, en apariencia, contrarios, comparten un tejido de vasos comunicantes entre los cuales la vida se abre camino.

A partir de la contemplación inicial y del hallazgo, la mirada se vuelve reflexiva y aborda temas como el paso del tiempo y la belleza de lo efímero; las contradicciones del lenguaje, nacidas de su capacidad para crear realidad y, a la vez, de su insuficiencia para nombrar; o el desánimo ante la condición humana, que lleva al abatimiento, rozando el pesimismo y la desesperanza. Sin embargo, frente a la intemperie aparecen, como sostén y anclaje, la memoria, el paraíso perdido de la infancia y la naturaleza primigenia, en la que todo está dispuesto para celebrar la vida, «ese hermoso accidente» cuya espera da sentido a la existencia y cuyo disfrute es un éxtasis mínimo. Para semejante labor de introspección, la poeta se vale de toda una serie de símbolos en apariencia sencillos como el pájaro, el amanecer, la sombra, la luz, el árbol, el invierno, la lluvia, la noche, el bosque o la casa.

El lector se encuentra, pues, ante una poesía delicada y sugerente, que busca la transparencia y la nitidez de la palabra, la armonía de un frágil verso libre -sustentado, en ocasiones, sobre esquemas del verso blanco- y del poema más o menos breve, para observar la urdimbre de lo visible, «explorar los límites, / doblar las esquinas», con la intención de tantear las preguntas que sostienen la existencia, ese pequeño y frágil milagro cotidiano, cuya breve intensidad lo hace eterno. Un mundo y una existencia que es todo lo que tenemos.

‘Paisaje suspendido’.

Autora: Jannet Weeber.

Editorial: La Isla del Siltolá. Sevilla, 2023.

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