Opinión | Con detalle

«Siempre nos quedará mañana»

Desaconsejo esta película a quien no tenga a punto –se pierde con el tiempo– el sentido del humor y el sentido del amor (con frecuencia el mismo). En el fondo, en ella está casi todo lo que hay que saber sobre el machismo, expuesto con la maravillosa simplicidad de un catecismo o de un cómic (de cuando un cómic era un cómic). A veces hay que inyectar así el drástico para una toma de conciencia radical, como hacía el teatro didáctico de Bertolt Brecht, al que quizá sin querer emula en el «efecto V» –el distanciamiento en el tiempo– y en el registro paródico. Es una historia sencilla, bella a rabiar, mucho más sutil de lo que su trazo grueso aparenta, rezumante del mejor humor (el negro, siempre), una tragicomedia verdadera que funciona a ratos como un musical, pletórica de recursos visuales, escénicos y teatrales, como su magistral final. No apta tampoco para «intelectuales» rasantes.

*Periodista

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