Opinión | Latidos

Esencias y vivencias

Esplendoroso comienzo de la Semana Santa de Córdoba, con la bendición de las palmas y los ramos de olivo en todas las iglesias y el paso de Nuestro Padre Jesús de los Reyes en su Entrada Triunfal en Jerusalén y Nuestra Señora de la Palma. La popular cofradía de la Borriquita alza el telón de las estaciones de penitencia, en un Domingo de Ramos, con imágenes electrizantes como las del Rescatado y la Esperanza, o las Penas de Santiago y el Santísimo Cristo del Amor, que condensa la «esencia» más viva y el argumento central de la Semana Santa. Junto a ellas, la Vera Cruz y el Huerto, invitándonos a la reflexión en esta hora. Todas derraman una brisa especial que se condensa en tres palabras: «Esencias, presencias y vivencias». El Domingo de Ramos nos plantea esa gran interrogante que todos, de alguna forma, llevamos dentro: «¿Acaso era precisa tanta humillación, tanto dolor, tanta cruz y tanto calvario para el Hijo de Dios vivo?». El Papa Francisco se ha encargado de ofrecernos la respuesta: «¡Lo hizo por nosotros, para tocar lo más íntimo de nuestra realidad humana, para experimentar toda nuestra existencia, todo nuestro mal!». La imagen del Santísimo Cristo de las Penas, en su terrible desnudez, y la Vera Cruz, ofreciéndonos la Cruz, forman parte del relato esencial de la Semana Santa: «Jesús probó nuestros peores estados de ánimo: el fracaso, el rechazo de todos, la traición de quien le quiere, incluso, el abandono de Dios, para decirnos que no estamos solos, para acompañarnos en todo momento». Dios vence, pero la palma de la victoria pasa por el madero de la cruz. Por eso las palmas y la cruz están juntas. Será María Santísima de la Esperanza la que derrame su ternura maternal no sólo en todos los regazos sino en los corazones. Y la Oración de Jesús en el Huerto convertirá la terrible agonía de esta hora, en nuevos amaneceres.sena

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