Opinión | Solidarios

Blas Infante, enamorado de Córdoba

Su figura y las reivindicaciones históricas del pueblo andaluz recobran fuerza en estos tiempos de recortes

Andalucía tiene dos días marcadamente andalucistas en su calendario: el 28 de febrero y el 4 de diciembre. Las manifestaciones históricas del 4 de diciembre de 1977 mostraron a un pueblo andaluz sin ataduras, soberano de su destino, lo que obligó al Gobierno a propiciar la modificación de la Constitución de 1978 para que Andalucía pudiera acceder a una autonomía de primer nivel como Cataluña, País Vasco y Galicia. El 28 de febrero de 1980, hace 44 años, el pueblo andaluz decidía, a pesar de las trabas puestas por el Gobierno, la autonomía plena para Andalucía a través del artículo 151 de la Constitución. Un pueblo que considera al padre de la patria andaluza, Blas Infante, el personaje histórico andaluz que mayor interés despierta (un 68% de los encuestados según la Encuesta de la Realidad Social de Andalucía).

Sevilla y Córdoba, sin olvidar otras localidades andaluzas como Ronda o Antequera, fueron las dos provincias hermanas que obtuvieron los mejores resultados aquel frío y lluvioso 28 de febrero. Hay que recordar que Blas Infante, nacido en Casares en 1885, aunque desarrolló su carrera profesional de notario y abogado principalmente en Sevilla, no dejó de visitar Córdoba con asiduidad. Recorrió sus calles, plazas, teatros y centros culturales y políticos de especial relevancia en la ciudad, como el Centro Obrero Republicano de Córdoba en el que dio una conferencia, el 14 de noviembre de 1916, sobre el ideal andaluz o cuando fundó a finales de 1916 el Centro Andaluz de Córdoba. Con el político catalán Francesc Cambó paseó Córdoba en diciembre de 1917, dando una conferencia en el Teatro Circo (posterior Duque de Rivas) del Gran Capitán, tras la que visitó el Círculo de la Amistad y tuvo lugar una comida en el Hotel Suizo (plaza de Las Tendillas).

Eran años de una gran agitación política. El 17 de febrero de 1919 se escuchó por primera vez el grito de: «¡Viva Andalucía Libre!». Sucedió en una gran manifestación de jornaleros y obreros (unas 12.000 personas), que pedían la reforma agraria, encabezada por una pancarta blanca con el único lema de ¡Viva Andalucía Libre! Blas Infante volvió a Córdoba para celebrar la segunda Asamblea Regionalista (marzo de 1919) en el Centro Obrero Republicano, en la que se establecía la reforma agraria como un objetivo fundamental del autogobierno andaluz y la acentuación de los planteamientos nacionalistas. Precisamente, el actual Estatuto de Autonomía de Andalucía del año 2007 se remite a esta asamblea para justificar la expresión «realidad nacional» que aparece en su preámbulo.

El 18 de junio de 1931 se celebró un acto político en el Gran Teatro, organizado por la Coalición Republicana y con gran repercusión mediática, donde Blas Infante expuso las características del andalucismo y el motivo de su participación en la lista electoral por Córdoba, recalcando la abolición del latifundismo, la separación de la Iglesia y Estado, y la libertad y gratuidad de la enseñanza. A finales de enero de 1933 presidiría la Asamblea de Córdoba en el Círculo de la Amistad en la que quedó aprobado el Proyecto de Estatuto de Autonomía para Andalucía. El golpe militar del 18 de julio de 1936, que desencadenó la Guerra Civil, sepultó el proceso. Al poco tiempo, el 2 de agosto, Blas Infante sería detenido en su casa de Coria del Río, encarcelado durante unos días en Sevilla y asesinado por los fascistas en la noche del 10 al 11 de agosto.

La figura de Blas Infante y las reivindicaciones históricas del pueblo andaluz recobran fuerza en estos tiempos de recortes de los dos pilares fundamentales del Estado Social y de Derecho: la sanidad y la educación, que sufren millones de personas de Andalucía, padeciendo esperas de más de veinte días en la atención primaria o de un año en ser atendidas por especialistas. Una sanidad pública que entre los años 2010 y 2021 ha dejado de recibir 20.000 millones en inversión. No menos mermada se ve la educación pública suprimiendo aulas y colegios, como los del barrio de Palmeras. Podríamos hablar de un minucioso plan de desmantelamiento para favorecer la privada-concertada.

Necesitamos una política que nos proteja de los intereses ajenos a los del pueblo andaluz. Necesitamos que volvamos a proclamar con fuerza el ¡Viva Andalucía Libre! de los jornaleros o el ¡Viva Andalucía Viva! de Antonio Gala.

* Profesor y escritor

Suscríbete para seguir leyendo