Opinión | la cafetera de aspasia

Cultura cordobesa a la baja

Una de las cosas que más me sorprendió en los archivos berlineses cuando investigaba para mi tesis doctoral fue en un periódico original alemán de finales de los años veinte o principio de los treinta: la noticia de una exposición de Julio Romero de Torres, foto de obra incluida. Me dejó --nunca mejor dicho-- ‘a cuadros’, no me lo esperaba. En mitad de una prensa llena de tensiones políticas, vanguardia cultural, publicidad contra-cultural y otras maldades mediáticas que fomentaban el odio a los judíos... ahí estaba explicado, como una exquisitez, la obra de nuestro cordobés. Ese hecho me hizo pensar y mirar la obra del pintor con otros ojos, como la ve o la podría ver un extranjero, sin prejuicios andaluces. Fue una epifanía.

Este año 2024 se cumplirán 150 años del nacimiento de Julio Romero de Torres. En cualquier ciudad normal, que fomenta y protege a sus artistas históricos o contemporáneos, esta efeméride sería ya conocida por toda su ciudadanía, con actos y actividades anunciadas para fomentar a uno de sus exponentes más internacionales.

Siempre he tenido la sensación de que el artista cordobés va a ‘envejecer’ como autor muy bien. Es algo que no les ocurre a todos con el tiempo. Posiblemente porque, a pesar de todo, es un gran desconocido. Su obra, más allá del picón, los limones y el pecho femenino, tiene una personalidad arrebatadora y, dentro de su contexto, tiene la potencia de una copla: lleno de erotismo pero también una oscuridad muy interesante. Su obra es, simplemente, única.

Ayer amanecíamos con la noticia en este mismo diario que la ciudad de Córdoba descendía cuatro puntos en el Observatorio de la Cultura. Aunque este se centra en arte contemporáneo (sólo tenemos en la lista para ser evaluado el C3A), todo está relacionado. De aquellos barros, estos lodos. El Centro Contemporáneo de Andalucía estaba en el puesto 48 en 2022, y en 2023 ha quedado en el 102. Aunque este centro es titularidad de la Junta de Andalucía, las responsabilidades son colectivas. Ni con mantillas de por medio conseguimos que la clase política entienda la importancia y el potencial de la cultura. Por desgracia, la cultura suele estar en nuestra ciudad como la figura protagonista de ‘¡Mira qué bonita era!’ de Romero de Torres.

*Artista y profesora de la Universidad de Sevilla

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