Opinión | sedimentos

Barato, barato

«Enero es el mes de las rebajas, aunque ya las hay durante todo el año, incluso denominadas con excéntricos anglicismos»

Ciertos rituales están sólidamente anclados en el imaginario colectivo, hasta el punto de que resulta muy difícil escapar de ellos, aun cuando presumamos de no dejarnos arrastrar por prácticas y rutinas que, racionalmente, debiéramos rechazar sin contemplaciones. Si diciembre es época de reuniones familiares y comidas de empresa, tan apreciadas en general como vilipendiadas por algunos, enero es el mes de las rebajas, muy a pesar de que en la actualidad las fechas pertinentes se han distorsionado de tal manera que, rebajas y oportunidades, hay durante todo el año, incluso denominadas con excéntricos anglicismos; de igual forma que el ‘black friday’ dura algo más de un día, incluso una decena, también las rebajas de enero se inician ocasionalmente en el mes anterior, finalizando... cuando la fiebre compradora ya no puede dar más de sí o se agotan los artículos disponibles. A estas altura solo cabe reconocer el poderío de gangas y descuentos, que suelen presumir de sustanciales aun cuando estén muy lejos de serlo. Y es que saldos, chollos y bicocas siempre han exhibido una sorprendente capacidad de convicción para influir incluso sobre los más escépticos, sin que las constantes alertas y consejos de las organizaciones de consumidores puedan alterar unos impulsos tan arraigados en nuestra naturaleza. Porque en el lado oscuro, no faltan aristas y espinas, cuyas secuelas son colmar de prendas los armarios y el resto de la casa de trastos escasamente útiles, al precio de la imperativa decepción tras comprobar que nos hemos dejado llevar por una decisión apresurada. Todo ello sin perjuicio de dudosas prácticas por parte de ciertos comercios, muy pocos, que a despecho de la normativa vigente desprecian algunos de los derechos que amparan al comprador, sea cual sea la época o la tentadora oferta en promoción.

*Escritora

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