Hablar de Pedro J. de la Peña, nacido en Reinosa en 1944, es hablar de uno de los grandes investigadores sobre Juan Gil-Albert, pero también de uno de los poetas afincados en Valencia desde muy joven que conoce el mundo de los rusos como muy pocos. No en vano ha hecho varias viajes a la antigua URSS en los cuales ha visitado la casa de Tolstoi con amigos como el poeta Antonio Porpetta. Pedro es también novelista. Solo hay que recordar que Ayer, las golondrinas es uno de los mejores retratos de Bécquer novelados, que ha ganado premios importantes como el Ateneo de Santander por Los años del fuego. Especialista también, diría que el único que ha hecho del caballo el tema de un libro, me refiero a Poesía hípica. Constante viajero y conferenciante Pedro J. de la Peña se ha aventurado en esta novela en el mundo de los zares, en el horror que supuso la terrible muerte de los Romanov, porque late en el libro la sensación de hallarnos ante todo un universo de personajes. Es tanta la detallada bibliografía que respira en sus páginas que podemos intuir el largo estudio que ha dedicado al libro. En la novela titulada Pasión y muerte de los Romanov están todos aquellos que ocuparon un lugar predominante en aquel universo de asesinatos, poder, corrupción y arribismo que ocurrió en la Rusia de la época. La novela está muy bien planteada, desde el escenario, donde vemos cómo muere Rasputín, a la segunda parte titulada «Los actores», personajes necesarios de esta epopeya que es el libro. A través de magníficas descripciones vemos cómo surgió la revolución de otoño, el poder de Trotski, la maldad innata en Lenin, lo que nos muestra que antes de la llegada del genocida Stalin ya se fraguó el gran genocidio de estos seres malvados y crueles. Solo hay que recordar la hambruna roja que desató más adelante Stalin en Ucrania. La maldad de estos cabecillas no tiene límite, son verdaderos vampiros, sedientos de sangre que van eliminando a todos aquellos que les hacen sombra. Ciudades que se embellecen por la buena prosa de Pedro, como París, la imagen de Siberia, ese espacio inmenso donde viven seres agotados por la vida, late en la novela un claro homenaje a Tolstoi, un hombre que supo ver la locura de los hombres y quiso renunciar a todo, esa Yasnaya Polyana que va filtrando su luz por la novela, ese mundo de sueños y de nieve, que se refleja en los cristales de nuestros ojos heridos por la belleza de una Rusia inolvidable. Me gusta especialmente el personaje de Pierre, porque representa ese hombre amante de la cultura que siempre ha sido Pedro de la Peña, ese hombre lejano, de otro tiempo, que aún disfruta con una buena conversación, con alusiones a un mundo que ya nunca volverá, en la senda de nuestro admirado Juan Gil-Albert. Pedro se hace así más completo a través de esta novela, que es todo un manual, donde aprendes historia, disfrutas de la lectura de una prosa cuidada y esmerada y reconoces ese mundo que una vez existió donde los grandes hombres que han pasado a la historia no eran más que genocidas y asesinos y los pequeños, los que son como briznas en la hierba, eran los verdaderos gigantes. Una gran novela.

‘Pasión y muerte de los Romanov’. Autor: Pedro J.

de la Peña. Editorial: Adarve. Madrid, 2018.