Economía y empresas

Todos esperan al seis de junio

El Banco Central Europeo celebrará una reunión mensual en la que existe el convencimiento de que podría anunciar la primera bajada de los tipos de interés oficiales en más de ocho años 

Sede del Banco Central Europeo. | EFE

Sede del Banco Central Europeo. | EFE

Francisco José Bocero

Francisco José Bocero

La fecha del próximo seis de junio está grabada a fuego en la agenda de los inversores, las empresas, los ciudadanos y los políticos también.

Ese es el día en el que todo el mundo espera que el Banco Central Europeo ponga fin al ciclo alcista de tipos de interés más prolongado desde el nacimiento del euro y comience entonces el nuevo bajista que, eso sí, promete ser lento en el tiempo y con limitaciones salvo gran desastre.

Es decir, un proceso que irá reduciendo las tasas oficiales de tipos con cuentagotas -cuarto a cuarto de punto-, a lo largo de dos o más años, y que no volverá a negativo y, con muchas probabilidades a cero, salvo ese gran cisne negro que vuelva a envolvernos en una espiral de consecuencias inesperadas.

Si inversores, empresas, y ciudadanos esperan la fecha por motivos obvios, los políticos todavía más, porque justo tres días después se celebran las elecciones europeas y, más allá de sus resultados finales y las especulaciones actuales, mover las políticas económicas con tipos a la baja, aunque sea en esas circunstancias supuestas, les aporta cierto oxígeno.

Después de tres años de restricciones, seis meses de una recesión técnica en la eurozona y un panorama presente y futuro que continúa lleno de incertidumbres por la realineación geoestratégica a escala global, el gesto del BCE viene a simbolizar la entrada en ese nuevo ciclo.

Previsiones de la Comisión

La Comisión Europea hizo públicas sus últimas previsiones la semana pasada, en las que destacaba el raquítico crecimiento de la eurozona en 2024, apenas ocho décimas, con España a la cabeza con un 2,1 por ciento, y cierta aceleración al doble ya en 2025, gracias entre otras cosas al «aumento constante del consumo privado», aunque con una menor inversión -talón de aquiles del conjunto del cuadro macroeconómico- y una inflación ya «controlada» en el entorno del dos por ciento. En concreto, un 2,7 para este año y un 2,4 para el próximo. Como es lógico, los escenarios previstos, que recogen la relajación monetaria del BCE, lo reflejan igualmente en la evolución de los indicadores que avanzarán con lentitud.

Otra cuestión que interesa de forma directa a empresas y ciudadanos es la evolución del euribor, el índice hipotecario de referencia y las previsiones vinculan la rapidez de sus movimientos a la baja a la propia de los tipos oficiales, como es normal. De ahí, que pocas casas de análisis crean que este año pueda bajar del tres por ciento. Pero esto es algo que nunca se sabe, como bien sabemos.

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