ENTREVISTA | Ariel Brínguez e Iván 'Melón' Lewis Saxofonista y pianista

«La música conmueve cuando sincroniza el alma con el intelecto»

Ambos músicos actúan en el Palacio de Viana el próximo viernes 11 de agosto

Ariel Brínguez (i) e Iván 'Melón' Lewis (d).

Ariel Brínguez (i) e Iván 'Melón' Lewis (d). / CÓRDOBA

Entre los dos acumulan cuatro Grammys y varias nominaciones por proezas creativas como un álbum con Chucho Valdés, en el caso de Ariel Brínguez --su saxo ha acompañado a Niña Pastori, Javier Colina o David Murray, entre otros-. o el álbum de jazz latino Voyager, de Iván Melón Lewis, pianista y compositor reconocido en el mundo del jazz, así como por sus colaboraciones con José Luis Perales, Ainhoa Arteta o Ara Malikian. Ambos miran ahora a sus raíces con Alma en Cuba, repertorio de jazz que aúna de forma orgánica la tradición clásica con el folclore del país insular. El 11 de agosto lo llevarán al Palacio de Viana, en el cierre del ciclo Conciertos sentidos.

¿Por qué quisieron tocar a dúo?

(Ariel) Es un espacio bastante íntimo. Cuando tocas en una banda grande puedes refugiarte en tus compañeros para moldear las irregularidades que van surgiendo con la interpretación o la improvisación. Con el dúo, en cambio, debes poner toda tu creatividad para llenar un espacio sonoro. El hacerlo con Iván Melón Lewis supone aceptar una identificación muy profunda en la forma en que vemos la vida. Un formato que sería, a priori, más complejo, con Iván se vuelve mucho más fluido. La intención del proyecto es hacer música de concierto de Cuba. Nos hemos formado en la tradición clásica europea, pero en casa y en el barrio hemos asimilado la fiesta, la pachanga, la rumba, el bolero y la improvisación. Hay que alimentar ambas dimensiones. En la escuela era todo muy estricto. Existe la costumbre de separar entre la música clásica y la popular. Queríamos establecer compatibilidades entre ambos mundos; romper con esas reglas puristas. Hemos hecho un proyecto narrando nuestra esencia en materia musical: músicos de academia pero tremendos fiesteros. Abordamos este repertorio desde el no prejuicio.

¿Cuándo empezó su relación creativa?

(Iván) Oficialmente, empezó en España, pero creemos y sentimos que la conexión siempre ha estado ahí. Habíamos oído hablar el uno del otro desde hace mucho tiempo.

Homenajean el pasado musical de Cuba. ¿Su influencia está suficientemente reconocida?

(Ariel) Yo creo que sí. De hecho, hay muchas canciones que dejan de ser meramente cubanas para convertirse en universales, ya que las asimilan oyentes de culturas muy distintas. Eso dice mucho de la música que se ha hecho en la isla. Nuestro homenaje a los artistas cubanos que nos han marcado es algo inherente. Los dos llevamos esas influencias en vena. Nuestra manera de desenvolvernos en la música está marcada por esos orígenes.

Iván ‘Melón’ Lewis posa con uno de sus Grammys.

Iván ‘Melón’ Lewis posa con uno de sus Grammys. / CÓRDOBA

¿Cómo ha evolucionado el folclore cubano?

(Iván) Rápido. Siempre pienso que la música, igual que otras artes, está ligada a la sociedad, refleja su sentir. La sociedad mundial está cambiando muy rápido, así que nuestro folclore no es una excepción. Me baso en los nuevos artistas. Sigue habiendo un vínculo importante con Europa y España. La esencia se mantiene, pero los caminos de búsqueda son diferentes e intentan tocar más palos. Otra cosa es si esa evolución tan rápida es buena o no, pero eso sólo lo dirá el tiempo.

¿Cómo perciben los lazos entre la música europea y la cubana?

(Ariel) El ser humano tiene tendencia a delimitar, poner etiquetas. Es una forma de poner la razón como única vía de explicación posible. La música puede ser muy racional, pero cuando verdaderamente conmueve es cuando sincroniza el alma, el sentimiento en sí, con el intelecto. Cuba tiene un factor interpretativo muy pasional, romántico, porque está matizado por la confluencia entre las culturas europeas, la influencia de África y del Caribe. La vida y la música se dan allí con mucha intensidad, por lo que quizá los procedimientos de la música clásica aporten cierta mesura. Pero nuestro afán es el de no cultivar esa separación, en la música y en la vida. Hay partes que trabajamos puramente como música de cámara y otras en las que nos permitimos salir del contexto para ejercer la libertad. Se trata de jugar en ambas herencias: entre lo académico y esa expresión propia para aportar belleza.

«Nos formamos en la tradición clásica, pero en casa hemos asimilado la fiesta, la rumba...»

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¿Han tenido presente para el repertorio la influencia del jazz afrocubano?

(Iván) Es una pregunta con una respuesta trampa. Si hacemos referencia a nombres muy asociados al origen del jazz afrocubano, probablemente no. Pero está la música de Ernesto Lecuona, la de Bola de Nieve y José Antonio Méndez. Estos tres nombres pusieron semillas muy importantes en la edificación del jazz cubano. Para mí, la música de Lecuona tiene de jazz, de afro, de cubano, europeo. Todo eso, aglutinado, hace una ensalada que cubre todos esos géneros sin inclinarse definitivamente a ninguno. De ahí que Chucho Valdés, referente del jazz cubano, haya versionado mucha música de Lecuona. Él lo conoció junto con Nat King Cole, cuando pasaban por casa de su padre, Bebo Valdés.

¿Cómo le ha influido en su trayectoria trabajar con Chucho?

(Ariel) Es uno de los artistas más relevantes del panorama mundial, una persona que ha cambiado el curso de la música. Eso es una bendición. No se estudia, sino que se llega a esas conclusiones desde el alma. Tocar su repertorio ha sido como cumplir el sueño de grandes músicos de la isla. Ha sido un honor tener esa oportunidad, un aprendizaje constante. En Cuba, la música popular también se estudia por la transmisión oral de las generaciones anteriores. Así que ha sido un beneficio tener un contacto directo con él en ese sentido.

¿Cómo recuerda su primer contacto con la música en La Habana?

(Ariel) Mis padres no eran propiamente músicos, pero vengo de una familia musical. Mi madre era bióloga y mi padre marino mercante, pero ambos eran muy musicales. Mi abuelo fue un gran saxofonista y director de orquesta. Yo me crié escuchando tocar a mi abuelo, escuchando boleros... Tendí a naturalizarlo. Para mí, la música está integrada en mi realidad de la misma forma que hablar.

¿Qué les gustaría transmitir al espectador con este concierto?

(Ariel) Me gustaría transmitir esencia cubana universal, comunión, fraternidad, elegancia, ternura, musicalidad, reflexión, conexión, transmitir emociones y sentimientos auténticos.

«Cuba tiene un factor interpretativo muy pasional por la confluencia con las culturas europeas»

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Incluyen composiciones propias, como ‘Gala y nena’.

(Iván) Sí, esa es una pieza con una carga emocional completa para mí. Está dedicada a mi esposa y a mi hija. Mi esposa se llama Almudena y mi hija Lucía. Almudena no es un nombre muy común en Cuba, así que a mi abuela le costaba pronunciarlo y le puso nena, a modo cariñoso. Gala es el otro nombre que íbamos a ponerle a mi hija. En ese tema yo busqué un puente delicioso entre la música clásica, la música barroca, pero sin ser demasiado estricto. Me permití buscar los acordes de manera muy libre, según la filosofía del jazz.

¿Y qué hay de ‘Notas de La Habana’?

(Iván) Está escrita desde la nostalgia, durante el primer año en el que me establecí en España para vivir. Echaba mucho de menos a la familia, los amigos, los colores, los olores... Todo. Fue una época complicada. Yo era muy joven.

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