SINGULARIDADES Y NO

El universo de Gerald Stern

El tardío descubrimiento del poeta estadounidense

Gerald Stern.

Gerald Stern. / CÓRDOBA

En el pasado octubre se cumplió el primer aniversario de la muerte del poeta y ensayista norteamericano Gerald Stern, precursor de una poesía alejada de la distintiva de los poetas estadounidenses y una autoridad poética entre los llamados vates emergentes. Stern nació en Pittsburgh, Pensilvania, en 1925, y falleció en Nueva York, en 2022. Autor de quince libros y ganador del Premio Nacional de Poesía de Estados Unidos y el Premio Robert Frost, entre otros. Para los lectores españoles no fue posible leerlo y conocer sus textos en nuestro idioma hasta ‘Esta vez’, en 2014, su obra reunida, publicada por Vaso Roto y traducida al español por primera vez por José de María Romero Barea. Hasta entonces era un escritor totalmente desconocido en nuestro país, tal vez tardíamente traducido, o por otras causas que no acertamos a saber. Pero la poesía es siempre, antes y después. 

Llegó con el lenguaje sencillo de sus versos tan claros como deslumbrantes y su alejamiento de la poética de sus coetáneos y contemporáneos, de los poetas representativos de la lírica estadounidense, Ashbery, Simic, Levine, solo por nombrar algunos. Su discurso singular de lo íntimo y universal de las cosas y la vida, esos ratos comunes en todas las culturas, ese tacto de las palabras que van nombrando objetos y sucesos, sensaciones, que nos suenan y hacen que el poema nos resulte familiar, es su respuesta perceptiva de lo que ve y siente, es lo que nos acerca a su abrazo poético. Sus poemas narran y nombran como casi de paso, como el que va paseando y reconociendo cosas, como quien va por una ciudad conocida hace tiempo no visitada y al mismo tiempo inexplorada y busca los caminos no enseñados o lugares que nunca se visitan, mientras contempla al mundo y le rinde homenaje, sin conclusiones ni interpretaciones. Dice sin decir, deja de mirar y mira. Mientras parte de su universo poético se salpica de nombres y posibles escenas que imaginamos en su intención real. Sirva esta muestra minúscula: «cuando Mao se levantó y abandonó / el teatro en Leningrado», «Nixon y Kissinger / se sentaron a ver el cine en Washington». En la música de Wagner: «Stevenson en la calle Chestnut en Filadelfia o hablando con Auden».     

«Llegó con el lenguaje sencillo de sus versos tan claros como deslumbrantes y su alejamiento de la poética de sus coetáneos y contemporáneos...»

Otro poeta, Curtis Bauer, autor de la selección y prólogo del mencionado volumen, al que conocí en Córdoba en una visita literaria que nos hizo hace algunos años, es quien nos señala lo siguiente: «No se trata del típico poeta norteamericano que solo escribe poemas representativos de la sociedad americana, su cultura y su paisaje». 

Las conocidas, vehementes e impactantes palabras de Deborah Garrison en la revista ‘The New Yorker’, nos dan noticia de su escritura, dice: «No es frecuente encontrarse con poesía que haga que quieras volverte hacia un desconocido en el autobús, agarrarlo por la solapa y decirle: ‘Tienes que leer esto’».