POESÍA

Lo que queda del hielo

Jorge de Arco. | CÓRDOBA

Jorge de Arco. | CÓRDOBA

Jorge de Arco (Madrid, 1969), dedica su último poemario ‘Después de ti’ «A mi madre, cielo en la tierra. In memoriam», que completa seguidamente con una cita de Miguel Ángel Velasco: «... alta madre del duelo...». Nos encontramos así ante un poemario de carácter elegíaco, porque canta la pérdida insustituible de la madre y un hueco imposible de llenar. El poeta ha dejado pasar un tiempo prudencial desde el fallecimiento materno para sedimentar emociones y sentimientos, para filtrarlos y encauzarlos, así como para dotarlos de ese carácter refinadamente lírico. Memoria y elegía van de la mano en estos versos evocadores donde se constata la orfandad y el vacío que, desaparición tan significativa, ha dejado en las vidas de sus seres queridos marcando en ellas un antes y un después.

‘Después de ti’ es la constatación de ese vacío, pero también la memoria de los días felices vividos junto al mar o en Arcos, en la infancia y a lo largo de toda la vida del poeta. También de los días frente a la adversidad, en que la delicadeza de aquella mano pródiga encontraba siempre cómo repartir amor y algo más entre los hijos, firme baluarte de la familia siempre: «Alfarera distinta, / resucitada desde / su propio vértigo, / fue inspiración y ninfa, / misterio mineral de la alborada, / absolución materna de todos mis pecados» (p.11).

Extremadamente difícil resulta la experiencia de la muerte vivida en las personas a quienes hemos amado y perviven con dolor en nuestra memoria, desde la incredulidad inicial hasta la desgarradora consciencia y la asunción de la pérdida. Porque la madre fue la cancela iluminada de la casa encendida y estuvo siempre en las necesidades de todos sin reparar en las suyas. Rememorar instantes y circunstancias que conformaron la personalidad y la vida del poeta, íntimas confidencias a que el amor dio cauce como un eterno privilegio, como una exclusiva deferencia, guardarlas como el más valioso tesoro en el rincón más íntimo, es tarea que queda para después de la partida. Recordar la figura de la madre cosiendo o, simplemente, volver a contemplar su caligrafía son motivos de honda emoción. Todo un sentimiento elegíaco y de impotencia que se acoge a la utilización del manriqueño ubi sunt en estos versos: «¿Adónde fueron tus canciones/ a donde/ la pulpa de tu sol,/ la yema de tu aliento? (...) ¿Existirá, tal vez, madre, un puente/ al sur de Dios que me lleve hasta ti?» (pp. 23-24). Ausencia, solo ausencia en los lugares por donde anduvo ella y entre sus cosas, que la delatan y retienen su aroma, la luz de sus manos y de su sonrisa, la calidez de sus palabras: «Y, sin embargo,/ ahora madre, cuando amanece,/ no es de mañana./ Y tu ausencia es la larga cabellera/ que nos despeina./ Y nos deshace» (p. 30). Y más adelante: «No supe nunca/ de otra arcilla mejor para nacer mi cuerpo» (p. 47).

Entre endecasílabos y heptasílabos, da Jorge de Arco cauce emocional y melódico a la orfandad y el gran vacío que dejó la ausencia materna en su vida, proyectada desde su más tierna infancia. Hubo, en efecto, un antes y un después. Habla así con una voz intimista que le sugiere las más hondas motivaciones interiores. Aprende, pues, «a querer lo que más has querido» (p. 61), como asistido por una luz que la memoria y las cosas instigan en él, proyectando sobre su espíritu una rara serenidad que no llega a cauterizar el dolor: «Así me iría, madre, para siempre,/ en esta misma barca que se inunda de ti,/ y tiembla, porque es tarde y se hace noche/ en mis heridas,/ y no tiene otro rumbo/ que el sol de tu memoria» (p. 67).

El poeta se siente verdaderamente desprotegido frente al mundo y echa en falta la seguridad, la confianza en sí mismo y en la vida que le proporcionaba la figura materna. Indefenso ante la vida, pero asistido quizás por la confianza de una protección que le llega desde más allá de la muerte.

‘Después de ti’.

Autor: Jorge de Arco.

Editorial: Balduque. Cartagena, 2023.

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