ENTREVISTA | Pepe Cervera Escritor

"Entiendo lo mío con el cuento como una historia de amor"

El escritor valenciano ha publicado este año 'Una historia real' (Tres hermanas), un libro de relatos que tratan de impactar el lector con historias contundentes

Pepe Cervera.

Pepe Cervera. / CÓRDOBA

Pepe Cervera (Alfafar, Valencia, 1965) ha publicado las colecciones de cuentos Alguien debería escribir un libro sobre Alejandro Sawa (2016), 29 cadáveres (2013), Premonición (2010), Conozco un atajo que te llevará al infierno (2009) y El tacto de un billete falso (2007). En la editorial Tres Hermanas han aparecido Azufre (2021) y, recientemente, Una historia real (2023).

Alguien como usted dedicado al cuento, ¿qué le pide a un buen relato?

A lo largo de los años, más como lector que como escritor, he ido descubriendo aprecios e indiferencias con cada libro leído. Es cierto que siento cierta predilección por la narrativa corta. Entiendo lo mío con el cuento como una historia de amor, y el amor es un sentimiento enigmático, inexplicable. Por qué alguien se enamora en un momento y no en otro, por qué se enamora de esta persona en concreto. ¿Quién sabe? Siempre he pensado que escribo de forma instintiva. Hago más lo que puedo que lo que quiero. A priori, jamás me he planteado la extensión de mis historias como un requisito. En cuanto a exigencias, no suelo distinguir entre géneros literarios.

La crítica apunta que sus cuentos deben degustarse, ¿se refiere a la estructura o a su contenido?

Tal vez un cuento, en relación con el esqueleto que lo sostiene, por lo que tiene de breve y directo, se preste más al disfrute sosegado, al paladeo, a la relectura. Depende del gusto de cada lector. Respecto al contenido de mis historias, al músculo, lo que queda a la vista, me gusta imaginar al lector como alguien que busca deslumbrarse con los hallazgos y se detiene a saborearlos cuando le salen al paso. Me gusta imaginar que mis historias quedan como un murmullo en la mente de ese lector, un runrún, una voz que, aunque pueda desconcertar al principio, acabará proporcionándole algún indicio, alguna certeza.

¿Cómo convence al lector para que siga leyendo sus cuentos?

Es imposible saber lo que el lector espera de un libro y un error escribir pensando en satisfacer esa expectativa. Escribo lo que me gusta leer y -recurriendo otra vez a la coartada del instinto- confío en que el lector coincida conmigo, con la propuesta que planteo. La magia es una de las columnas principales sobre las que la literatura se cimenta. Hay una correa de transmisión invisible y sobrenatural que conecta a un escritor y al lector de sus libros.

El título, ‘Una historia real’ (2023), ¿cree que puede confundir porque pueda parecerse a una novela?

Hace más de veinte años empecé a escribir bajo el influjo de Sherwood Anderson y su magnífico libro ‘Winesburg, Ohio’, cuyo subtítulo anuncia que se trata de una ‘Colección de relatos sobre la vida en un pequeño pueblo de Ohio’. Me fascinaban los libros de cuentos con historias entrelazadas -todavía hoy me siguen fascinando-, personajes que van saltando de un cuento a otro hasta dibujar un paisaje lo más amplio posible, una panorámica sin huecos, una línea continua. Esa es la perspectiva desde la que en su día imaginé los tres libros que componen este volumen.

¿Qué perspectiva le proporciona reunir cuentos escritos durante los últimos veinticinco años?

Con el transcurso del tiempo, uno comprueba que es bastante complejo continuar siendo el mismo. Vivimos expuestos a la erosión, a las influencias, al cambio, a convertirnos en otro, lo que no es malo ni bueno. El volumen contiene los cuentos escritos durante algo más de diez años y que fueron publicados como tres libros independientes en 2007, 2009 y 2010. He sentido cierta nostalgia al releer estos cuentos, en algunos de ellos me ha costado reconocerme, identificar al niño y al joven que los protagoniza. Con todo, la literatura también es tomar distancia, ver las cosas desde lejos, enfriar la atmósfera. Esta reedición me ha permitido ajustarlos a aquella idea original con la que fueron escritos y que comentaba en la pregunta anterior.

¿Las circunstancias en estos cuentos resultan más interesantes que la historia en sí?

La posición en que coloco a mis personajes, el estado de ánimo que les asigno, la atmósfera en que los sumerjo, cualquier elemento accidental que introduzca en un cuento, un imprevisto, un suceso, por insignificante que parezca, todas las circunstancias constituyen la historia en sí. No concibo una historia sin conflicto, sin un deseo que impulse al personaje. Las circunstancias son el mecanismo que hace funcionar una historia. Circunstancias e historia van de la mano.

¿Este mundo está más poblado de perdedores como se desprende de estos cuentos?

Sería injusto si yo calificara a mis personajes como perdedores. Considero que son ni más ni menos como me gustaría que fuera la gente de la que me rodeo: hombres y mujeres normales, unos satisfechos por haber encontrado lo que buscaban, otros, desconcertados por haberlo dejado escapar, todos ellos guiados no tanto por las grandes cuestiones como por sus particulares dramas. Al igual que la felicidad, tampoco la frustración es un valor absoluto, ininterrumpido, definitivo. En la vida, la dicha y el desengaño se van alternando, de lo contrario, sería insoportable. Ese es mi mundo.

¿Qué mirada ofrece usted al lector para contar estas historias?

Intento contar mis alrededores tal y como lo veo. No me gustan las caretas ni el maquillaje. Cojo un suceso y lo traslado al papel. Me esfuerzo por ser sincero, espontáneo, honesto, leal, serio y limpio. Sobre todo, limpio. No quiero que nadie se confunda con mis historias, ahí no hay nada superfluo ni con doble intención. No hay mancha. El blanco, es blanco.

Una vez leída esta colección, ¿cree usted que el lector entenderá mejor este mundo?

No creo que explicar el mundo sea uno de mis cometidos. En lo que a literatura se refiere, huyo de las máximas, de las enseñanzas morales; siento rechazo por los libros que contienen alguna enseñanza, que intentan fijar un modelo de conducta. Si algún propósito me guía en el acto de escribir, es el de atrapar un suceso, como ya he dicho, reproducirlo, retratar a un personaje que me resulte atractivo, dirigir la mirada hacia un momento concreto.

¿Sus cuentos siguen siendo contundentes y realistas?

Siempre he buscado impactar al lector con las historias que escribo. Es una inclinación natural, algo espontáneo, innato a mi manera de entender la literatura, como lector y como escritor. Soy una persona que tiende a la rotundidad, a las verdades absolutas, es uno de mis muchos defectos. Puede que ahí este el germen de mis cuentos. Uno escribe como es. Por eso echo mano de la realidad que comentas. No hay nada más contundente que la vida real.

¿Es una ocasión para reunir sus tres primeros libros de relatos?

Han transcurrido más de trece años desde que se publicaron aquellos libros. Las editoriales que en su día los acogieron, o han desaparecido o los han descatalogado. Me apetecía volver a ponerlos en circulación, que los pocos o muchos lectores que hoy me conocen pudieran acceder a ellos con facilidad. A la editorial también le pareció una buena idea. Después de publicar mi anterior libro con Tres Hermanas, ha sido una manera de reunir aquellos cuentos en la misma casa. No está mal asomarse al comedor y ver a todos los hermanos sentados a la mesa, charlando de cómo les ha ido la vida, riendo, pasándose la fuente del estofado y brindando por el futuro.

¿Qué supone para un autor de cuentos llegar a una editorial como Tres Hermanas?

Me consta que Tres Hermanas está haciendo las cosas muy bien. Mueve los libros, busca presencia en los medios, los distribuye a todas las librerías de España. Edita con mucha calidad y está confeccionando un catálogo muy interesante, tanto a nivel de autores españoles como extranjeros. Lo que cualquier autor desea es encontrar a un editor que crea en su trabajo, apueste por él y lo defienda. Tres Hermanas es un lugar de lo más adecuado para refugiarme.

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