Julia Otxoa es la digna heredera de la hija del alba, de aquella tía suya, Mercedes, que guardaba junto al fuego, con amor indestructible, el recuerdo del abuelo Albino, asesinado con inhumana crueldad e injusticia los primeros días de la Guerra Civil. A la autora le bastan los tres primeros relatos de este libro para crear un universo literario portentoso, donde los recuerdos de la infancia se amalgaman a la memoria histórica y a la fabulación para crear unas imágenes sorprendentes, de un simbolismo amable, y un tono lírico que tira del hilo del recuerdo desde lo más hondo de ese «desván de la memoria» adonde aquella niña subía, aupada por su imaginación y su inocencia, para hablar con su abuelo muerto. La nieta, invencible gracias a la égida del amor y la imaginación, escuchará del anciano los nombres de los árboles, la descripción de la naturaleza, la transmisión de su bondad como si aquel hombre aún estuviera vivo y no se lo hubieran robado sus asesinos.

El libro de relatos reúne cuarenta y seis, pero en todos está presente la memoria, la infancia, la dignidad del abuelo, que sobrevuela todo el volumen de principio a fin y se yergue como un eje portentoso que atraviesa todas las páginas. Así, lo que en principio es un libro de relatos parece convertirse en una novela autobiográfica y, a la vez, de la memoria, entretejida con cuentos breves que parecen capítulos de una misma obra, donde la realidad histórica, los hechos acaecidos y el recuerdo de las víctimas se unen en párrafos donde no hay rencor, sino un infinito amor y la necesidad de esa memoria negada. 

Julia Otxoa (San Sebastián, 1953) es poeta, narradora y artista visual. Con más de treinta títulos publicados, ha sido traducida a varios idiomas e incluida en prestigiosas antologías de poesía, microrrelato, cuento y poesía visual. Ahora, con Tos de perro, ya en su segunda edición, nos sumerge en un ámbito más íntimo y personal, el de la memoria histórica y el de su memoria personal.

Ese espacio, precisamente, es el que da título al primer relato, «El desván de la memoria», hondo y hermoso, como todos los que le siguen. En él aparecen dos personajes luminosos que serán a su vez protagonistas del siguiente «La niña ciega», trasunto de la propia autora, que habla con los ojos de la infancia e inunda de fragilidad y ternura las bellas páginas de este libro, donde hablan los muertos de la guerra sin rencor, con la superioridad sobrecogedora de los vencidos, insuflando vida al corazón de quien narra, recuerda y fabula a la vez.

Cada relato, al que se le añaden los matices de los anteriores, crece en vigor e intensidad. «Tos de perro», que da nombre al libro, es de una sencillez sobrecogedora. «Sonámbula» es un relato onírico y simbólico de una niña encerrada para que no vague, como su imaginación, sin freno ni barreras. «Vitaminas de hierro» permite observar la enfermedad de esa criatura de cinco años que se evade de la difícil posguerra, del colegio de las monjas, de la suciedad cerrada, de la represión de hierro, como en «El mielero Martín», donde la imaginación de la niña transforma la penuria en fantasía y felicidad dando vida a aquel vendedor ficticio de perfumes. Y en medio de esa inocencia, «Matones» o «Tu equipaje en la sima» son el contrapunto doloroso, la descripción de la crueldad de los asesinos, más animal que la de los perros que también arrojaron a aquella sima. La memoria de aquel crimen es el eje vertebrador del libro, una constante de dolor y de memoria histórica, que aparece precedida de versos de la propia autora, que aporta a estos formidables relatos la visión de aquella niña frágil y desvalida, llenándolos de memoria, llanto, amor y poesía.

Con un sentimiento puro donde solo cabe el deseo de justicia y la denuncia de la violencia, se habla también del expolio a los vencidos, «Bienes incautados», o de la persecución, las ofensas, el rechazo social, la indignidad con que son tratados, como en «Los leprosos».

El vacío tremendo de aquella pérdida se extiende al paisaje y el entorno: la ternura de los animales, huérfanos también y muertos de pena por la ausencia del abuelo. Su muerte desencadena un dolor que lo inunda todo, pero aquel crimen no destila odio en las víctimas sino la mirada triste de la niña, en perspectiva, y la tristeza de los montes, de los animales, del hayedo que plantó el abuelo con sus manos, tristeza mitigada, suavizada, trascendida por la luz, el color, la alegría y el amor de toda la familia, de seres sencillos que se agigantan en dignidad y que elevan la triste muerte de Albino por encima de las fanfarrias y oropeles victoriosos, triunfante gracias al amor de toda la familia, de seres sencillos y humanos, golpeados por la crueldad de aquel crimen incomprensible y de todo cuanto simboliza.

Cada relato se va adornando del vigor de cuantos le preceden: «El judío del hotel Europa», los bombardeos de Guernika y Barcelona, el desfile de Franco por San Sebastián o el espectacular «Saltar por la ventana», en que el protagonista es el padre que huye del mismo destino del abuelo: gracias a aquel salto pudo nacer Julia y podemos hoy leer estas emocionantes páginas donde el humor, la imaginación y la fantasía se convierten en alimento para la esperanza, en memoria generosa sobre la triste oscuridad de nuestro pasado reciente, borrando, con la tremenda autoridad moral de ese amor, justicia, inocencia e imaginación, los deshechos del autoritarismo, la crueldad y la violencia.

‘Tos de perro’

Autora: Julia Otxoa.

Editorial: Eolas Ediciones. León, 2021.

ESCRITORA Y ARTISTA VISUAL

La escritora y artista visual Julia Otxoa (San Sebastián, 1953) es hoy una de las voces más sugerentes de la narrativa breve española. Su temperamento artístico abarca la poesía visual, la fotografía y las artes plásticas en general. Su obra reúne más de treinta títulos publicados en poesía, poesía visual, relatos, ensayos, artículos periodísticos o literatura infantil. Ha sido traducida a varios idiomas e incluida en diferentes antologías de poesía, microrrelato, cuento y poesía visual en España y América. Comenzó publicando poemarios como ‘La nieve en los manzanos’ (2000), ‘La lentitud de la luz’ (2008), ‘Jardín de Arena’ (2015) o ‘Taxus baccata’, este último editado por Hiperión con dibujos de Ricardo Ugarte. Y ese universo poético, metafórico, pleno de alegría, humor y belleza, que mitiga el dolor y la adversidad, lo volcó al mundo de la narrativa breve, para convertirse en una de las autoras que ayudaron a consolidar el género del microrrelato en España, con una pluma de matices surrealistas y existencialistas donde la alegría de vivir y la belleza trasciende la tragedia y la adversidad, llegando a adquirir una voz personal que se aprecia en sus excelentes libros de relatos como ‘Un lugar en el parque’ (2010), ‘Un extraño envío’ (2006), ‘Escena de familia con fantasma’ (2013) y ‘Confesiones de una mosca’ (2018). Ahora, con ‘Tos de perro’ (Eolas, 2021) firma un deslumbrante conjunto de cuarenta y seis relatos entre la memoria y la fábula de aquellos días grises de guerra y posguerra en su San Sebastián natal y Eulate, pueblo navarro de la familia de su madre y lugar de vacaciones. Aquí, la memoria histórica aparece narrada por la ingenuidad y el amor de aquella niña, que con su luminosa imaginación reclama justicia sin rencor, «grabando el sentimiento del tiempo como metáfora y salvaguarda contra el olvido».