Desde hace décadas la figura de Antonio Gala ha estado muy presente en el panorama literario e intelectual de España. El escritor cordobés nacido en Brazatortas hace 91 años vuelve a ser actualidad al publicarse el libro Antonio Gala en su paisaje. Crónica de un compromiso, editado por la Fundación José Manuel Lara, con la colaboración de la Fundación Cajasol. La profesora Françoise Dubosquet Lairys es la autora de este volumen de 320 páginas que se pondrá a la venta el próximo 1 de diciembre. La catedrática de Literaturas y Culturas Españolas en la Universidad de Rennes 2, precisamente, es una gran conocedora de la obra periodística de Antonio Gala, sobre la que hizo su tesis de doctorado al analizar las crónicas que publicó en El País entre 1978 y 1995. Además, ha publicado la monografía Antonio Gala, un regard sur les années 80 y numerosos artículos sobre la trayectoria del escritor cordobés. Una labor periodística que la autora del libro considera que no ha sido suficientemente reconocida en España. «Hay un desfase entre la amplia recepción de las crónicas y el escaso interés por parte de los medios universitarios. Su imagen mediática, a veces, ha escondido al pensador, al verdadero escritor», afirma Françoise Dubosquet, que asegura que este motivo fue lo que le llevó a publicar este libro y «dar mayor visibilidad a esta parte de sus creaciones y descubrir otras facetas del poeta; al pensador, al solitario solidario».

Esa ausencia de reconocimiento universitario, según la catedrática francesa, choca con el reconocimiento popular que alcanzó. «Gala sí tuvo un reconocimiento popular, de gente que quizá se sentía ignorada o marginada de los circuitos literarios e intelectuales y que encontraba en sus artículos a un escritor que hablaba de ellos, ponía palabras a sus dudas, angustias o alegrías», explica.

Eran años en los que el autor de El manuscrito carmesí o La pasión turca llenaba los teatros con las representaciones de sus obras; los libros que publicaba encabezaban las listas de ventas y sus participaciones en actos públicos tenían una enorme repercusión.

En este libro sobre Antonio Gala se recupera la vigencia de unas reflexiones que ayudan a conocer cómo fue la Transición y los años posteriores a través de las páginas de El País, El Independiente (1987-1989) y El Mundo (1988-2015). «El columnista ha hecho de la palabra algo más que una forma de comunicación con los demás. Desde la tribuna del Parlamento de papel, acompañó a su pueblo, semana tras semana, durante algo más de cuarenta años, legándonos así un testimonio incomparable de su país y de la época», escribe Dubosquet.

La publicación se estructura en tres bloques principales, en tres fidelidades según la autora. Fidelidad a sí mismo, en la que acerca la personalidad del escritor; fidelidad a su momento, que recorre la figura de Gala entre los años 70 y la primera década del siglo XXI. Ahí recupera los recursos de la guerra, los últimos años del franquismo y la Transición. Por último, la tercera fidelidad es a Andalucía, «un viaje por los meandros del castellano, la musicalidad de las palabras, al ritmo de las sonoridades y de sus sentidos».

Diario CÓRDOBA adelanta la introducción del volumen editado por la Fundación José Manuel Lara y la reflexión de la profesora francesa sobre el «ser andaluz» de Antonio Gala. A través de la lectura de esta publicación se vislumbra el conocimiento que tiene Françoise Dubosquet sobre el escritor cordobés, con el que ha compartido reflexiones en distintos encuentros desde que lo conociera personalmente en abril de 1985 en su vivienda de Madrid. Antonio Gala en su paisaje. Crónica de un compromiso permite conocer aún más a uno de los grandes escritores españoles de la segunda mitad del siglo XX, pero también invita a descubrir la historia de España.

ENTREVISTA / AUTORA DEL LIBRO

FRANÇOISE DUBOSQUET LAIRYS: «GALA TIENE UN DON PARA CONECTAR CON EL PUEBLO»


¿Cuándo se produce su acercamiento a la figura de Antonio Gala?


Lo leía entonces en El País. Cuando buscaba un tema para mi doctorado, pensé en la España de la Transición, y los artículos de Antonio me llamaron la atención tanto por sus temas como por la calidad de la escritura. Me parecieron un corpus de gran interés. Le escribí y me recibió en su casa en 1985.


¿Por qué se fija especialmente en sus artículos de prensa? 


Había estudios sobre su teatro, pero no sobre sus crónicas, que me parecen estupendas, tanto para profundizar la época como para analizar su escritura. El papel de la prensa -el ‘parlamento de papel’- fue determinante en aquellos años.


Al margen del valor literario, ¿cree que Antonio Gala tiene el reconocimiento intelectual y social que se merece como pensador y figura clave en la Transición?


Desgraciadamente creo que no. Hay un desfase entre la amplia recepción de las crónicas y el escaso interés por parte de los medios universitarios. Su imagen mediática, a veces, ha escondido al pensador, al verdadero escritor. Es lo que me llevó a escribir este libro: dar mayor visibilidad a esta parte de sus creaciones y descubrir otras facetas del poeta; al pensador, al solitario solidario. Gala sí tuvo un reconocimiento popular, de gente que quizá se sentía ignorada o marginada de los circuitos literarios e intelectuales y que encontraba en sus artículos a un escritor que hablaba de ellos, ponía palabras a sus dudas, angustias o alegrías. Como Albert Camus, cuando afirmaba que en primer lugar se sentía «solidario con el hombre de la calle», Antonio Gala escribió para ese hombre, para esa mayoría.


¿Qué valores destacaría a la hora de analizar sus artículos? ¿Se implicaba mucho personalmente? ¿Deja entrever su vida privada?


Destacaría la fidelidad a sí mismo, a su momento y a su cultura; una absoluta coherencia en su obra; la independencia y un dominio excepcional de la palabra. Un don para conectar con el pueblo llano que se siente aludido y entendido, y que le acompaña a lo largo de miles de crónicas desde 1973 hasta 2015. Puede dar la sensación de que habla mucho de él, pero habla en realidad del ser humano. Más que nunca me parece que no hay que confundir a Antonio Gala con el narrador, con el novelista. Claro que su obra se alimenta de sus propias experiencias, pero éstas no valen por ser solo las vivencias Antonio Gala, sino por ser las de un hombre frente a la vida o a la muerte, un español que conoció la guerra, la dictadura y que elige acompañar con sus textos a su país en un momento clave. «Quand je vous parle de moi, je vous parle de vous», decía Victor Hugo, y ahí radica el poder de la escritura, en crear ese espacio de intimidad en el que cualquier ser humano se siente reconocido, es decir, la idea de literatura como espacio de reflexión y formación.


¿Siguen estando sus columnas vigentes o han perdido actualidad? ¿Nos pueden hacer pensar y reflexionar todavía?


Sus columnas permiten recordar el pasado -es un testigo atento y lúcido - y proponen una lectura de la Transición, tan debatida ahora. Las crónicas dibujan el paisaje de la España de aquellos años, de un contexto que a veces hemos olvidado. Ofrecen una reflexión sobre conceptos tan imprescindibles como la libertad, la democracia, la responsabilidad individual, la identidad, la ética o las relaciones entre política y economía. Son temas de ayer y de hoy, no solo españoles.