Miras el título: lo extrañas. Empiezas a leer, y juras que no habías visto antes nada parecido. La escritura es un mar de engarces que vienen desde la luz y el útero que vocifera, que sangra y no descansa, mientras ella, la autora, dice: «Pertenezco a un linaje de mujeres». Es el dolor y la hija que no viene, que no vendrá, la endometriosis de la música y el rojo, de las bolitas helado de frambuesa adheridas a una piel de padrastro. Sin cura. Sólo la plaga quística color escarlata, desplegándose dentro como un puño. Resonancias magnéticas. Todas las posiciones del dolor en las trompas de Falopio, los ovarios, la vejiga. Embarazo ectópico quizá. Platón dijo es un animal furioso, el griego Hipócrates lo llamó útero errante, y Freud aseguró el origen de la histeria. 

Andrea Bescós ha escrito este libro, Úteros errantes, publicado por la editorial En el Mar, 2020, y la poeta Ana Castro escribió el prólogo. Desde la admiración y el conocimiento. Desde el desvalimiento y las luces. Sólo la poesía puede decir así el dolor, mientras estalla. Porque, dice la ley, esconderás el dolor sin cura.