ENTREVISTA | Luis Álvarez Presidente de la Asociación Profesional de Guías de Turismo de Córdoba y de la Federación Andaluza de Guías de Turismo

«En Córdoba, la única turistificación se da en los patios y eso es un problema»

«Ha vuelto el turista norteamericano, no el italiano o francés y mucho menos el turismo oriental», afirma

El presidente de los guías turísticos, Luis Álvarez,  junto a la Mezquita-Catedral de Córdoba.

El presidente de los guías turísticos, Luis Álvarez, junto a la Mezquita-Catedral de Córdoba. / Francisco González

Araceli R. Arjona

Araceli R. Arjona

Luis Álvarez empezó a trabajar como guía turístico en mayo de 1984, así que lleva casi 40 años compartiendo con los turistas todo lo que sabe sobre Córdoba. Le quedan 11 meses y 23 días para jubilarse, los tiene contados («como se hacía antiguamente en la mili con los días que faltaban para licenciarse», bromea), y después de haber sido la cara visible de la asociación cordobesa y federación andaluza del gremio, confiesa que tiene ganas de descansar y dejar la responsabilidad a las nuevas generaciones.

Afortunadamente, Álvarez asegura que hay relevo generacional y gente muy preparada que, además, domina los idiomas, que es algo esencial en su trabajo porque «el turismo que trae divisas es el internacional y aquí todo lo que no sea trabajar en inglés, japonés, holandés, francés, alemán o italiano es no tener futuro».

¿Cuántos idiomas habla usted?

Yo, que soy de los pobres, de los guías malos (ríe), trabajo en inglés y francés, pero en Córdoba hay profesionales cualificadísimos con muchos idiomas.

¿Qué es lo mejor y lo peor en el día a día de un guía turístico en Córdoba?

Lo mejor es... ¿sabe eso que se dice de que hay que salir a conocer el mundo? En el caso nuestro, el mundo viene a conocernos a nosotros porque trabajamos al servicio de un abundantísimo turismo internacional y las costumbres y realidades diferentes las vivimos cada día, lo que nos convierte de algún modo en personas muy cosmopolitas. Ese cosmopolitismo te acaba demostrando que el ser humano es igual en todas partes y que somos mucho más parecidos de lo que pudiéramos imaginar. Lo peor, quizás, es un día de agosto a las cuatro de la tarde con un grupo de americanos, por ejemplo, muy cansados que tienen que esperar media hora de cola para conseguir la entrada a la Mezquita-Catedral, como ahora, por ejemplo, que están con las celebraciones de la Jornada Mundial de la Juventud. Hay un montón de peregrinos yendo y viniendo, colas y cambios de horarios.

Los informadores turísticos deben tener contactos y estar muy bien informados sobre los mejores destinos vacacionales. ¿Dónde va de veraneo?

Normalmente, el verano en Córdoba es un momento de poco trabajo y eso es una ventaja porque el calor es algo terrible y nos permite quitarnos de en medio, pero en verano se mueve mucha gente a todas partes. A mí me apetecería ir a Venecia y de paso ver Florencia o Roma, pero no se puede ir en verano porque está muy saturado. Entonces, lo que hacemos es buscar acomodo en alguna de las playas españolas menos masificadas, si es que hay alguna, y pasar quince o veinte días. Yo he estado diez días en Alicante, donde, por cierto, tengo un cuñado.

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¿El calor creciente que hace en Córdoba ahuyenta al turista?

Con las nuevas tecnologías y los medios de comunicación, todo el mundo sabe que en Córdoba estamos a 40 grados. Eso es algo que se sabe. En el turismo de grupos internacional, hay temporada baja y alta y en España se venden muchas visitas del 1 de abril al 1 de noviembre. Dentro de ese esquema, muchos circuitos extranjeros que en teoría paran por Córdoba varias veces en semana, en julio y agosto, pasan de largo por aquí por el calor. Eso ha ocurrido siempre y no pasa nada.

¿Qué tipo de turista viene en julio y agosto a la ciudad?

Vienen de todo tipo, pero vienen menos.

«Hay mucho intrusismo dirigido al visitante individual español, a través de los ‘free tour’»

Aparte de los toldos en las calles, ¿echan en falta algún otro elemento que haga más transitable la ciudad en verano?

Los toldos son imprescindibles y es penoso que no se hayan puesto este año por burocracia y desidia administrativa. Aparte de eso, habría que usar más agua en las calles, como los chorritos de Las Tendillas o el Vial, pero estamos como para tirarla...

Imagino que ahora la gente cuando viaja, gracias a internet, llega con mucha información del destino. ¿Qué buscan cuando contratan un guía turístico?

Hay de todo, pero el cliente que contrata a un guía lo que quiere es una información cultural exhaustiva, eso está claro. Si no, se lleva un folleto, se pasean y punto. Quieren saber, tener conocimientos, descubrir más de lo que han sido capaces de leer, y vienen con preguntas muy interesantes. A partir de ahí, no hay dos clientes iguales. Nosotros partimos de unos estándares ya de por sí cultos, muchas veces te enfrentas a clientes que quieren saber más y nuestra obligación es estar en disposición de dar la información y resolver cualquier duda.

¿Les plantean los turistas muchas cuestiones difíciles de contestar?

No, hasta ahora no me he visto en esa circunstancia. Las únicas preguntas comprometidas son habitualmente elementales y tontas. Hay quien quiere saber cuántos habitantes tenía Córdoba en el siglo X, y eso es algo que no se sabe a ciencia cierta, pero te dicen que han visto no sé dónde que había un millón de habitantes cuando eso no es exactamente así. En fin, hay cosas que no sabemos a ciencia cierta. Como decía el profesor Nieto Cumplido, polemizando con el profesor Fernández Escalante, por más que discutamos, llegamos a la conclusión de que ninguno de los dos sabemos demasiado. Los musulmanes escribían tan poco y hay tan pocos datos fehacientemente contrastados que vaya usted a saber. Cuanto más investigas, más llegas a la conclusión de que menos sabes.

¿Los guía turísticos son graduados en Turismo?

En general, sí. Desde 1964 hasta hoy, se han sucedido muchas reglamentaciones de guías de turismo en España. Unas han exigido el título de Turismo, otras pedían cualquier título de grado medio y un examen, otras no exigían nada y en función de cuándo han accedido los guías a la profesión, unos tienen unos títulos y otros tienen otros. En la asociación de Córdoba, el 100% de los guías son universitarios superiores y en muchos casos graduados con dos títulos, diplomados en Turismo y, además, en Historia o en Historia del Arte, pese a que entre 2015 y 2020, se permitía que accediera a la profesión cualquier persona sin ningún título. Eso, afortunadamente, se modificó.

¿Han recuperado ya el volumen de trabajo prepandemia?

No, estamos en ello, pero de momento rondaremos el 75% de lo que teníamos. Se ha recuperado mucho el turismo norteamericano, pero no de la misma manera el francés o italiano, por no hablar del turismo oriental. Yo no me atrevo a decir que esté muerto, pero no llega ni al 10% de lo que fue entre el turismo japonés, que está literalmente desaparecido, el coreano y el chino.

«No conozco otra profesión en la que se trabaje por la voluntad del cliente, eso es degradante»

No están y tampoco se les espera a corto plazo.

Pues no. Parece que en el 2024 ese turismo oriental va a seguir perdido. Otro tema es el turismo europeo. El británico, italiano y francés sí esperamos que se recupere en buena medida porque ahora no llega ni al 40% de lo que fue.

¿Qué porcentaje de su clientela representan los turistas españoles en Córdoba?

No llega ni al 5%. Hay mucho turismo español, cada vez más. Yo no sé si España va bien, como decía Aznar, ni si la situación económica es mala, pero, observando a la gente que se mueve por la Mezquita, yo diría que los españoles van bien, pero raramente llegan a ser clientes nuestros porque en un 90% van por libre. El señor de Segovia que viene a Andalucía mira internet, reserva un hotel aquí y otro allí, coge su coche o el tren y viene. Turismo de grupo, que es la gran mayoría de lo que hacemos, o de individuales internacionales que también tenemos muchos, en el caso del turista español apenas se da.

Pero se ven muchos ‘tours’ por las calles con españoles.

Porque hay mucho intrusismo profesional dirigido a ese turismo español individual al que se le ofrecen guías tipo free tour. Nosotros nos hemos quejado reiteradamente y hemos pedido la presencia de inspectores que, de vez en cuando, hacen batidas por el casco histórico pero parece que hay dos inspectores para toda la provincia y no se dedican solo a este tema, con lo cual, aunque no digo que sea una batalla perdida, sí que hay que estar continuamente encima para evitar que eso pase porque estamos llegando a casos muy curiosos en los que personas que hablan francés o inglés hacen de traductores de otros que hacen de guías sin serlo ninguno de los dos. Eso es el pan nuestro de cada día en la Sinagoga, donde se forman unos atascos terribles.

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El modelo de ‘free tour’ gusta mucho al turismo. ¿Ustedes lo rechazan porque es una forma de tirar los precios de sus servicios?

Nosotros estamos en contra porque es algo degradante. Yo no conozco ninguna otra profesión en la que el profesional, ya sea abogado, conductor o economista, trabaje a cambio de la voluntad del cliente. Eso no lo entiendo. Yo trabajo, transmito unos conocimientos que me ha costado años y esfuerzo adquirir y practico la docencia turística. Eso tiene un precio. No se puede aceptar que un profesional diga que va a hacer este trabajo y usted me da lo que quiera. Eso es degradante hasta grados extremos, más allá de otras cuestiones fiscales o jurídicas. Yo trabajo y emito la factura de mi cliente con el 21% de IVA y el 15% de retención. ¿Cómo se hace eso con alguien que va por propinas? Eso genera dinero negro de forma descomunal. Lo del free tour es el colmo porque es el nicho de profesionales en el que más abundan los intrusos y porque teóricamente podría hacerlo un guía habilitado, pero no sería legal porque la legislación define nuestra profesión como habitual y retribuida y deben emitir facturas según legislación fiscal. Quisiera saber cómo se apañan para declarar el IVA trimestral y el IRPF. Por eso, yo pediría al Ayuntamiento que aquello que acordaron con la Consejería de Turismo para que la Policía Local coopere con la inspección de Turismo en la persecución del intrusismo se lleve a efecto.

¿Cuáles son los productos turísticos estrella en Córdoba actualmente?

El número uno es la Mezquita-Catedral, como lo era hace cien años. La gente viene a Córdoba para ver la Mezquita, siempre y en primer lugar. Después, hay de todo. Medina Azahara se puso muy de moda, hubo un boom con la declaración de Patrimonio de la Humanidad y sigue teniendo demanda. El problema es que el Salón Rico lleva cerrado desde 2009 y esa publicidad corre como la pólvora, ya se sabe que no se puede visitar y las visitas han caído. Además, hay problemas logísticos porque había tres o cuatro lanzaderas para subir al yacimiento y ahora solo una. Los touroperadores nos dicen que no interesa tanto ir porque la logística de la visita es muy dificultosa, hay inconvenientes, esperas... y prefieren no ir. Ocurre también con el Alcázar de los Reyes Cristianos, donde se ha complicado el sistema de los tickets, eso puede hacer que haya turistas que se vayan descontentos.

¿Cómo valoran la iniciativa de poner en carga el aeropuerto?

Es una buena noticia para el turismo, que, además, dará vida a la ciudad de Córdoba si se consolida.

¿Hay algún rincón que sea el gran desconocido de Córdoba?

No hay ningún gran desconocido. Otra cosa es que el cliente que viene tenga tiempo para ver todo lo que hay porque desgraciadamente el tiempo de estancia es muy corto, seguimos siendo un sitio de paso y la gente, normalmente, no le dedica mucho tiempo. Quien viene sabe lo que es la Mezquita, Medina Azahara, el Alcázar, el Museo Arqueológico o el Palacio de Viana.

«Hubo un ‘boom’ de Medina Azahara pero la demanda ha caído por el Salón Rico y la logística»

¿El C3A tiene tirón entre los turistas?

No y no sé por qué. Nosotros ofrecemos la visita, hay quien viene solo para verlo, pero la mayoría no saben lo que es y muchos no saben ni que existe.

Los patios es otro de los productos más demandados. ¿Les parece buena idea adelantar el concurso de fecha? ¿Tienen alguna idea de cómo ordenar mejor la masiva afluencia de turistas?

Uf, ¿quién le pone el cascabel a ese gato? No sé qué es mejor, lo que está claro es que los patios son dos semanas y si se adelantan a abril, habrá años en que coincidirán con la Semana Santa o la Semana de Pascua, que es la semana del año que más turismo internacional viene a Córdoba. Además, se solaparían con las Cruces. Es complicado.

¿Le parece que en Córdoba existe un problema de turistificación?

La única turistificación de Córdoba se da en los patios. Son 15 días, pero en esas dos semanas, los patios son un problema. La gente viene masivamente y muchos no saben que se van a encontrar colas enormes, horas de espera, por lo que la experiencia no es satisfactoria, se quejan, se desesperan y deja una impresión negativa de la ciudad, te dicen que si lo hubieran sabido no habrían venido.

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