Unos 10.000 kilos de toallitas llegan a la red de saneamiento de Córdoba cada año

Alrededor de 10.000 kilogramos de toallitas higiénicas son vertidas cada año a la red de saneamiento, solo en Córdoba capital, según los datos proporcionados por la Empresa Municipal de Aguas de Córdoba, Emacsa, encargada de recoger todos ellos. Esto, además de suponer un grave problema para el medio ambiente, debido a los componentes no biodegradables de las mismas, resulta un peligro para las aguas residuales, por su capacidad de atascar colectores y equipos de saneamiento. De ahí la importancia de no depositar este tipo de residuos en el inodoro, aunque en el envase aparezca que se puede hacer. Esas toallitas que también se recogen bombeos y colectores, pasan por la red y llegan a la EDAR de Emacsa.

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El jefe de Control de Calidad de Emacsa, Rafael Marín, ha explicado que las aglomeración de toallitas, junto con otros residuos como restos de detergentes, de aceites de fritura y aceites de automoción, «generan las conocidas acumulaciones de restos sólidos que suelen aparecer en todos los saneamientos». Concretamente, en relación a las toallitas, en 2019 se estableció en España la norma UNE (modificada en 2022) «que marca los criterios aplicables a estos materiales y que ya incluye la normativa sobre plásticos de un solo uso de la Unión Europea de 2020», detalla Marín. Esta normativa tiene un carácter voluntario, por lo que no se puede exigir a los productores de toallitas su cumplimiento. No obstante, según Emacsa, «la mayoría de productores del sector han optado, con una encomiable preocupación medioambiental, por trasladar estos criterios a sus productos».

Así, los productos compuestos por celulosa y exentos de materiales plásticos, con una alta tasa de degradación y de descomposición biológica, por tanto similares al papel higiénico tradicional, pueden ser etiquetados como desechables directamente vía inodoro según establece la norma UNE 149002:2022. Los que no cumplen los criterios establecidos no deberían evacuarse vía inodoro.

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Pero, como apunta el jefe de Control de Calidad de Emacsa, el problema va más allá, pues «se da la casuística de que el ciudadano de a pie encuentra en el mercado toallitas que indican que son desechables pero sin referencia a la norma UNE. «Como consejo de buena práctica ambiental, estas toallitas no deben ser consideradas desechables pues no lo son en realidad. Además, la norma UNE también está consiguiendo, en los productos que la aplican, una notable reducción de compuestos aditivos sintéticos en los mismos lo que comporta reducciones en una gran parte de los compuestos orgánicos lesivos para el medio ambiente presentes, lo cual también se traslada a nuestra ciudad», detalla Marín.

Por ello, desde Emacsa, para evitar las acumulaciones de toallitas que, «desgraciadamente, se continúan produciendo por desconocimiento de lo antes dicho por el ciudadano, o por otras causas más o menos accidentales», se llevan a cabo revisiones sistemáticas de los más de 60 aliviaderos de la red de saneamiento que existen en la ciudad retirando estos residuos antes de que lleguen al río. «Estas prácticas se extreman tras cada episodio de lluvias en los aliviaderos más importantes evitando la salida al río», indica la empresa. 

Esta práctica explica, en gran parte, el islote de toallitas que se ha creado en el Guadalquivir, a su paso por el Puente Romano. El delegado de la Junta, Adolfo Molina, se sumó hace unos días a la recomendación de no tirar este enser al wáter. El Gobierno andaluz, en coordinación con el Ayuntamiento de Córdoba será el encargado de limpiar todo el sedimento. Según ha informado la Junta, están a la espera de que baje el nivel del río para poder actuar. «En cuanto se pueda acceder con un vehículo al islote comenzarán los trabajos de limpieza», han informado desde la administración.

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