El diestro Juan Serrano "Finito de Córdoba" anunció anoche en el Gran Teatro la Semana Santa de la ciudad en un acto que, como en los últimos años, dio comienzo con los sones de la banda de la Esperanza dirigida en esta ocasión por Rafael León, que interpretó: María Santísima de la Esperanza , Virgen de los Dolores , Virgen de los Angeles y Saeta cordobesa . Poco después tomó el atril el periodista Rafael Cremades, encargado de esbozar el perfil biográfico del pregonero. A continuación, Finito de Córdoba se subió al atril para desgranar un texto que como era de esperar no será uno de esos que queden en la memoria de los cofrades, al menos de los más puristas.

El pregonero comenzó su disertación narrando su infancia en Sabadell con su familia y su vuelta a la ciudad de Córdoba con el sueño de ser torero. Una profesión que estuvo muy presente a lo largo del pregón donde no faltó el símil entre la Semana Santa y el mundo del toro en lo que respecta a ritual: "Inicio esta lidia con la certeza de que no me son extraños muchos de los detalles de este ritual. ¿Acaso, y salvando las distancias, nuestra Tauromaquia no guarda semejanza con la Semana Santa? ¿Acaso la celebración taurina no tiene una profunda raíz religiosa, vinculada a muchos acontecimientos de nuestra fe católica?".

Así se fue adentrado el pregonero en busca de las cofradías cordobesas a las que nombró una por una y día por día de salida, destacando la visión más tópica de cada una de ellas, si bien, la parte más emotiva del texto estaba guardada para el final, en las palabras que dedicó a Jesús Caído y sobre todo a la Virgen de los Dolores a la que el pregonero considera su auténtica devoción y a la que prometió anoche acompañarle algún día "vestido de nazareno el Viernes Santo".

Además de esta promesa el pregonero dedicó sentidas palabras a la Dolorosa de San Jacinto: "Conocerte, Señora, ha sido uno de los mejores muletazos que yo haya dado en esta vida Tú eres, Madre y Señora Nuestra, el piropo más encendido de Dios, la más bella flor de nuestros patios, la Divina Rosa que habita en San Jacinto y que custodia a sus ancianos y a toda Córdoba, elevada a los cielos en esa plaza mágica que preside tu hijo crucificado y a la que has llegado a darle tu nombre ¡Tuya es la Plaza y tuya es Córdoba entera!".

Concluía el acto con Finito toreando de salón en el escenario acompañado de un bailaor y un guitarrosta. En el pregón se dieron cita cientos de cofrades, así como representantes de instituciones cordobesas además del obispo de la diócesis.