ELABORADO POR LA UNIDAD DE INVESTIGACIÓN DE LOS RECURSOS CINEGÉTICOS Y PISCÍCOLAS

La Universidad de Córdoba diseña un protocolo de gestión para fincas cinegéticas

El trabajo pretende ser una guía para obtener la certificación de calidad y sostenibilidad

La población del ciervo no corre peligro, pero sí está sufriendo agresiones su pureza genética.

La población del ciervo no corre peligro, pero sí está sufriendo agresiones su pureza genética. / R. ARENAS

Rafael Valenzuela

Rafael Valenzuela

La Universidad de Córdoba (UCO), por medio de la Unidad de Investigación de Recursos Cinegéticos y Piscícolas, ha diseñado un protocolo de gestión para las fincas de caza, con la finalidad de que se optimicen los resultados de las mismas y se garantice la continuidad genética de las especies. En concreto, según explica el director de la citada unidad, Juan Carranza, lo que se ha elaborado ha sido «un estándar técnico para la certificación de la calidad». Este trabajo ha sido financiado y promovido por la Junta de Andalucía y el Gobierno central que ya se está aplicando en algunas explotaciones de gestión pública de la Junta de Andalucía.

Explica Carranza que dicho trabajo lo que hace es que empresas certificadoras, como en cualquier otro ámbito de la actividad económica, certifican que se está gestionando esa explotación de acuerdo a esa norma de calidad. Es decir, «con ello lo que se certifica es que se están haciendo las cosas correctamente y de manera sostenible».

A juicio del profesor, es necesario contar con este tipo de instrumentos para garantizar la continuidad de la población, sobre todo de ciervo, con las características genéticas que son las propias de la zona en la que se desarrolla.

Carranza explicó, durante unas jornadas celebradas en la sede de Asaja Córdoba, que en el caso del ciervo, algo que la gente no se imagina es que donde «se están dando problemas es en las fincas no cercadas, abiertas, porque hay un desequilibrio de sexos enorme. Hay muchas hembras y pocos machos y los que hay son muy jóvenes y lo que ocurre es que no está funcionando la selección sexual que es la que mantiene las características propias de un macho de ciervo».

Es decir, se está produciendo «un desequilibrio en la población porque se produce un problema de interacción entre las poblaciones de las distintas fincas, lo que hace que ningún gestor de coto mantenga los machos hasta cierta edad, sino que se matan todos muy jóvenes». 

Otro de los problemas es el de la sequía, porque está obligando a muchos de los propietarios a aportar alimentación complementaria, lo que ocasiona cambios en el comportamiento de los animales.

Señala el profesor Carranza que el problema del ciervo no es «numérico, el ciervo numéricamente va hacia arriba e incluso está llegando a otros territorios». El problema de este animal es de «transformación genética, lo que se está produciendo mediante muchas malas prácticas, como las introducciones de ciervos de otros sitios, incluso con cruces no ibéricos, ya que el ciervo ibérico tiene unas particularidades que no las tienen otros». Aparte de eso, los movimientos dentro del mismo país también provocan cambios en las características genéticas locales. «La maravilla del ciervo es que puede adaptarse a estos terrenos con sequías tan fuertes y se adapta comiendo monte. Todo eso puede cambiar cuando empezamos a mover animales». Otro fenómeno que también está provocando cambios en la genética es el de las granjas, en las que se buscan las mejores cuernas y demás, porque se ha efectuado una domesticación del animal, que lo cambia respecto a su condición natural. Todo eso va contra la conservación de las característica propias». «Para combatir estos problemas es para lo que se ha elaborado el estándar», concluye Juan Carranza.

Suscríbete para seguir leyendo