Un centenar de especies

El escarabajo pelotero

Imagen de un escarabajo pelotero.

Imagen de un escarabajo pelotero. / EUROPA PRESS

José Aumente Rubio

José Aumente Rubio

Vivimos muy deprisa. Hemos perdido el fijarnos en los detalles y la capacidad de asombrarnos. Como dijo la primatóloga Jane Goodall, «para estar realmente vivos hay que ser conscientes de lo que nos rodea». La primavera es tiempo de contemplación. En el mismo suelo ocurren acontecimientos maravillosos, y en el robledo de las Hoyas de Fuencaliente pude disfrutar del laborioso trabajo de los escarabajos peloteros. El nombre se debe a que arrastra cada día bolas de excrementos de hasta 200 veces su peso. A veces un segundo individuo es admitido a colaborar en el rodamiento de la bola. Hay siete especies de escarabajos peloteros del género Scarabaeus en la península Ibérica, pero en África hay más de 60 y un centenar en todo el mundo. Estos coleópteros sienten una especial atracción gastronómica por las heces de los herbívoros, de ahí que rastrean su aroma. Cuando se topan con este material, empiezan a arrancar trocitos y amasarlos hasta formar una albóndiga que llevan rodando hasta el sitio donde han excavado una galería subterránea para enterrarlas.

Es fundamental conseguir una forma esférica para facilitar el transporte y no se descarta que nuestros antepasados se fijaran en ellos para inventar la rueda.En la época de puesta, que suele ser en primavera, la hembra deposita un único huevo dentro de la boñiga, donde se desarrollará la larva hasta hacerse adulta.

Los egipcios debían de tener más capacidad de observación que nosotros, y para ellos, el escarabeo era el símbolo del Sol de la mañana, porque, tal como dejó escrito Plutarco, al hacer rodar la pelota empujándola con las patas traseras, imitaban el viaje del astro Rey en la bóveda celeste. Por eso, el escarabajo simbolizaba la transformación, la renovación y la resurrección, y ha llegado a convertirse en uno de los amuletos más reconocidos de la historia.

Suscríbete para seguir leyendo