FERIA DE SAN ISIDRO

Orejas sin peso para Uceda y Castella, que también resultó herido grave en Las Ventas

Al esperado Morante de la Puebla le sigue persiguiendo la maldición de los malos lotes

El diestro Sebastián Castella ha sido embestido por su segundo toro este viernes en Las Ventas.

El diestro Sebastián Castella ha sido embestido por su segundo toro este viernes en Las Ventas. / Kiko Huesca (EFE)

Paco Aguado (EFE)

FICHA DEL FESTEJO:

Ganado: cinco toros de El Torero y un remiendo de José Vázquez (3º), éste de correcta presentación, justo de raza y manejable. Los titulares luciero cuajo y seriedad, así como muy astifinas defensas, dentro de un volúmen tan dispar como su juego: descastados 2º y 5º, noble el 1º, bravo el 4º y áspero el 6º.

Uceda Leal, de azul noche y oro: cinco pinchazos y media estocada desprendida (silencio); estocada (oreja).

Morante de la Puebla, de berenjena y oro: estocada baja (silencio); dos pinchazos, estocada y descabello (pitos).

Sebastián Castella, de azul noche y oro: estocada (oreja); estocada caída (silencio). Fue intervenido en la enfermería de la plaza de una cornada de pronóstico grave "en la cara interna del tercio inferior del muslo izquierdo, con dos trayectorias: una ascendente de 20 cms., que produce destrozos en músculos vasto interno y recto anterior, y otra hacia atrás de 15 cms., que produce destrozos en músculo vasto interno y que alcanza el fémur"

Entre las cuadrillas, destacaron la brega de Juan José Trujillo con el quinto y la suerte de varas de Agustín Romero con el sexto; Niño de Aravaca y Rafael Viotti saludaron en banderillas.

La plaza: vigesimoprimer festejo de abono de la feria de San Isidro, con cartel de "no hay billetes" en las taquillas (22.964 espectadores), en tarde desapacible, con viento y con lluvia durante la lidia del primero.

 Los diestros Uceda Leal y Sebastián Castella, que acabó siendo herido de gravedad, pasearon este viernes en Las Ventas sendas orejas de escaso peso, concedidas holgadamente desde el mismo palco que sólo veinticuatro horas antes se las negó a Daniel Luque por una de las actuaciones más completas de la feria.

Situaciones tan arbitrarias como estas van ya siendo norma en una plaza desnortada y bipolar, en la que los viernes, con el público de aluvión dado a la euforia del fin de semana, se producen reacciones intempestivas, lo mismo para bien que para mal, y cuyo origen habría que buscar en la frenética actividad de las barras y los camareros.

Y así, entre esas salidas de tono efusivas y benevolentes, hay que entender las dos peticiones de oreja atendidas este viernes por la presidencia, la primera de ellas para Sebastián Castella por una opaca faena al remiendo de José Vázquez lidiado en tercer lugar, con el que apenas provocó ni olés ni ovaciones.

Molestado por el viento, que sigue siendo el factor más negativo de la feria, el francés apenas logró asentarse ni templarse con un animal medido de raza al que atacó siempre de más, con quietud aunque sin soltura ni fluidez en los pases, pero al que, eso sí, tumbó con una estocada fulminante que desató la pañolada.

Y camino de otra oreja, y de la Puerta Grande, iba también con el sexto, que tuvo cierta aspereza y al que lidió entre pausas e indecisiones hasta que el animal, tan astifino como toda la corrida, le levantó en un descuido los pies del suelo al pasarlo por el pitón izquierdo, provocándole una cornada que no fue óbice para que el galo siguiera en el ruedo hasta dárselo a las mulillas.

La oreja que le dieron a Uceda Leal, en esta especie de liquidación por fin de feria, tampoco tuvo la suficiente justificación, en tanto que vino a premiar muy ampliamente una faena con vistosos detalles, de clase y buen gusto, pero que el madrileño no logró macizar.

El toro, de alirada y aparatosa cuerna, como de vasija cretense, fue el de más entrega y profundidad de la corrida, pero pidió un añadido de firmeza y entrega mayor que el que fue capaz de poner sobre el tapete el veterano diestro de Usera, que antes tampoco había pasado de correcto con el noble y soso primero.

Al esperado Morante de la Puebla le sigue persiguiendo la maldición de los malos lotes, pues si apenas ni medio le embistió uno solo de los otros cuatro toros lidiados esta feria, los de hoy tampoco le dieron una mínima opción.

Y como abrevió tajantemente con su primero, parado y vacío de raza, y tampoco perdió el tiempo con el serio quinto, que se afligió tras ser duramente castigado en varas, las ovaciones eufóricas de los viernes se tornaron en pitos y gritos destemplados, como de lunes, para el, este año en Madrid, inédito artista sevillano.