FERIA DE SAN ISIDRO

El viento condiciona para mal una completa corrida de Juan Pedro Domecq

La nobleza y bravura pasaron casi desapercibidas entre un público aterido por el frío que poco a poco fue despoblando los tendidos

Francisco de Manuel lidia a un toro este viernes, en la Feria de San Isidro de Madrid.

Francisco de Manuel lidia a un toro este viernes, en la Feria de San Isidro de Madrid. / ZIPI ARAGÓN / EFE

Paco Aguado (Efe)

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Ganado: seis toros de Juan Pedro Domecq, todos cinqueños, de distinto volumen y cuajo pero bien presentados. Salvo el tercero, desrrazado y sin entrega, todos dieron opciones de triunfo por nobleza o bravura, y especialmente el quinto, el demás duración y entrega.

Daniel Luque: estocada trasera desprendida (ovación tras leve petición de oreja); estocada tendida atravesada (silencio).

Ángel Téllez: pinchazo y estocada delantera desprendida (silencio tras aviso); pinchazo y estocada caída (silencio).

Francisco de Manuel: pinchazo hondo, pinchazo y estocada desprendida (silencio tras dos avisos); dos pinchazos y estocada perpendicular atravesada (silencio tras aviso).

Incidencias: Téllez fue volteado en un quite por el primero de la tarde, siendo atendido en la enfermería de un "traumatismo dorso lumbar de pronóstico reservado". Por eso se alternaron los turnos de lidia, de tal forma que Luque mató el tercero y De Manuel segundo y quinto.

Cuadrillas: Juan Navazo saludó tras banderillear al sexto.

Plaza: tercer festejo de abono de la feria de San Isidro de Madrid, con 20.037 espectadores en tarde fría y de fuerte viento.

El fuerte y frío viento que sopló en Las Ventas durante toda la tarde de este viernes impidió, en gran parte, que se aprovecharan las muchas opciones de triunfo que ofrecieron cinco de los seis cinqueños de Juan Pedro Domecq que se lidiaron hoy en la tercera corrida de la feria de San Isidro.

Tanto es así que su nobleza y bravura llegaron incluso a pasar casi desapercibidas entre un público aterido que poco a poco fue despoblando los tendidos, tal vez porque, a excepción de Daniel Luque, tampoco los toreros acertaron a lucirlas..., aunque no sólo por el clima

Pero, de hecho, en una de esas rachas, y apenas al empezar la corrida, ya se pudo apreciar ese peligro añadido que el viento le aporta al toreo, pues el primero de los juanpedros, sin que el torero pudiera controlar el capote, se le vino encima directamente a Ángel Téllez al iniciar un quite por gaoneras.

La voltereta fue dura, y más aún la sensación de ver caer al toledano inerte sobre la arena, haciendo suponer la gravedad de una lesión que, poco después, se descartó en la enfermería, de la que Téllez salió mediada la corrida para matar a su lote en cuarto y sexto lugares.

Y estos dos fueron, precisamente, dos de los mejores toros de la corrida, los que tomaron los engaños con más entrega y duración, quizá el cuarto con más bravura, a lo largo de las dos dilatadas faenas que, en el refugio de los tendidos de sol, les planteó Téllez.

Pero el que fuera uno de los esperanzadores triunfadores de la nueva generación en la pasada edición de la feria, aun con la excusa del viento a su favor, no terminó hoy de acoplarse ni de apostar con ninguno de estos dos ejemplares de nota.

También ofreció mucho el lote de Francisco de Manuel, otro de los triunfadores de 2022 en Las Ventas, ya que el chorreado que salió en segundo lugar tuvo una dulce nobleza que necesitó de un pulso que pocas veces encontró en la muleta que tuvo enfrente.

De Manuel se encimó mucho con él, pero sin cogerle el temple, igual que le sucedió con el más que manejable quinto, al que, cuando más fuerte soplaba el viento, hizo un trasteo tesonero y tan largo como casi todos los de una corrida en la que hubo más avisos que palmas.

Lo mejor de la tarde llegó de la mano de Daniel Luque, que le sacó pases templadísimos, desde la corta distancia, a un primero de buen fondo pero que se desfondó pronto a causa de un exceso de castigo en varas.

El que estoquéo en tercer lugar por el percance de Téllez fue el peor "hecho" del sexteto con el hierro de Veragua, demasiado enmorrillado y corto de cuello, pero también, o por eso, reservón y sin entrega, defectos que, pese a todo, hicieron que Luque sacara a flote su gran valor natural.

Y todo para que el sevillano, sin una sola duda, con absoluta firmeza y convicción, le sacara, sin hacer más alardes que los de su verdad, los muletazos y la faena de mayor mérito de la tarde. Por encima del toro, del viento y de las circunstancias.