Opinión | CARTA ILUSTRADA

Miguel Ángel Loma Pérez

Dos fechas de marzo

El 8M, que originariamente comenzó siendo el día de la mujer trabajadora, tras perder su apellido ha ido adquiriendo gran protagonismo

Manifestación del 8M en Córdoba, en este mes de marzo de 2023.

Manifestación del 8M en Córdoba, en este mes de marzo de 2023. / MANUEL MURILLO

Marzo nos ofrece dos fechas muy próximas entre sí y con una clara identificación de lo que representan: el 8M y el 11M. La primera evoca una celebración; y la segunda, una tragedia. El 8M, que originariamente comenzó siendo el día de la mujer trabajadora, tras perder su apellido ha ido adquiriendo tanto protagonismo que ahora se proyecta durante casi todo el mes, pero al precio de perder también su carácter representativo de todas las mujeres, para que se lo apropie el feminismo más irracional, que fácilmente podría acabar en un futuro siendo liderado por «mujeres con pene».

Y junto a la fecha anterior, tenemos la del 11M, fecha maldita y preterida desde muy altas instancias, a pesar de significar el más sangriento atentado terrorista que hemos padecido en España (y el segundo de Europa), que cambiaría drásticamente el rumbo de nuestra política al influir decisivamente en las elecciones generales que ganaría tres días después el socialista Rodríguez Zapatero. Que tras 19 años de aquella masacre, causante de 192 muertos y alrededor de 2.000 heridos físicos, sea una efeméride cada vez más marginada y olvidada, aunque sigamos sin conocer ni aclarar importantes sombras que lo rodearon, debería resultarnos altamente sospechoso. Y más aún cuando, a diferencia de lo que sucede con graves atentados en otros países, a los españoles nos supuso la espoleta de una fuerte división y enfrentamientos que desde entonces no han cesado de crecer.

Suscríbete para seguir leyendo