Opinión | En el recuerdo

Raúl Calleja Fuentes

Manolo García, la honra de un maestro

El pasado 21 de marzo, Manolo García decía hasta siempre al colegio Bética-Mudarra de Córdoba donde como maestro ha ejercido su labor docente durante más de cuatro décadas; de entre las múltiples acepciones que la RAE ofrece en su diccionario sobre el término «honra», aplicar la de «buena opinión y fama adquiridas por la virtud y el mérito» a su labor docente es inevitable.

Manolo pertenece a esa generación de maestros cuya formación radicaba en el sentido etimológico del término, del latín «magister», como aquel dedicado a compartir sus conocimientos con los otros, el más noble de los oficios que alguien puede desempeñar, y es que nunca descontó un minuto de su vida a enseñar a sus alumnos, a prepararlos para algo más que un título: formarlos para la vida. 

En mi caso, he tenido la suerte de compartir varios de meses de este curso con Manolo y él mismo me comentaba unos días antes de que llegara su último día de clase que eran sentimientos encontrados y aún no sabía cómo acompasaría ese primer día en que por inercia pensara que tiene que ir a trabajar para, inmediatamente, darse cuenta de que aquello ya terminó con la satisfacción del deber cumplido. 

Querido Manolo: es por ello por lo que - y en este caso, parto del convencimiento de que no hablo solo en mi nombre, sino en el de todos los compañeros que en estos cuarenta años han compartido con él aulas, pasillos y evaluaciones - con arreglo a lo que alguien de tu talla moral requiere, solo nos queda decirte hasta siempre con honores de jefe de estado de la enseñanza para que, en la plenitud de facultades físicas e intelectuales en que te encuentras, inicies esta nueva etapa que ojala esté llena de felicidad rodeado siempre de toda tu familia. Hasta siempre, maestro.