Opinión | CARTA ILUSTRADA

Margarita Mosquera

Manolo Roldán, un hombre bueno

Manolo Roldán.

Manolo Roldán. / CÓRDOBA

Y... «más que un hombre al uso que sabe su doctrina, fue, en el buen sentido de la palabra, bueno». Así fuiste tú, Manolo, un hombre bueno, al que todos querían, y algunos tuvimos la suerte de disfrutar de tu bondad, de tu buena educación, de tu buen talante... de tu gran amistad.

Siempre te recordaremos con tu sombrero cordobés, tú traje corto, tú catavinos en la mano, y tu sonrisa... tu eterna sonrisa.

Nos quedará siempre tu recuerdo y tu gran amor por tu tierra. Amabas a Córdoba como nadie... Cuando, en verano, te ibas con tus hijos a la playa, estabas deseando volver a tu Córdoba, a tus tertulias flamencas, a tus caballos, a tus reuniones de amigos de «capa y sombrero», a tus «medios» en la taberna El Gallo, con tu gente...

¡Cuántas fotos se hacían los turistas (las turistas, sobre todo) contigo!, y a nadie se la negabas. Al contrario, disfrutabas siendo «icono» de tu ciudad. ¡Siempre estarás presente en esas múltiples fotos por todo el mundo!

Y por supuesto, seguirás con nostros en nuestros corazones, con la gente que te quiso y a quien tú quisiste.

Solo te pido que, desde dónde estés, un lugar privilegiado para los hombres buenos, te sigas acordando de tu gente, de tus amigos, de tu gran familia, como nosotros lo haremos de ti, porque un ser tan bueno como tú, no se olvida jamás.

¡Te querremos después de siempre!

Un fuerte abrazo, Manolillo.

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