Opinión | Tormenta de verano

Primavera en Córdoba

Primavera de la vida: frente a la confrontación, la calma. Ante la frustración, la esperanza. Contra el miedo, el abrazo

Ustedes son testigos y les podía hablar de cómo la primavera generosa engalana nuestra ciudad y pueblos cada año con sus mejores aromas e imágenes. O de los cientos de actividades lúdicas y culturales, tradiciones, romerías, concursos y festejos, que se acumulan en la agenda de estos días, salpicando nuestra geografía, y que tienen como denominador común, al fin, el triunfo de la vida y los deseos de felicidad por encima de todo. Y en esa línea, lo que destaca esta columna es el hecho precioso que aconteció hace unas semanas en la Unidad de Paliativos del Hospital Provincial, en cuyas dependencias y ante la adversidad que ello representa, dos jóvenes se pusieron al mundo y sus circunstancias por montera, contrajeron matrimonio y sellaron su amor para siempre, con el apoyo del equipo médico y sanitario, familiares y amigos, música, flores y arroz. Un amor que no se queja, que es paciente y servicial, que espera sin límites, que transige sin límites, que cree sin límites, que todo lo puede y soporta. Maravillosa la historia que han conocido miles de usuarios en las redes sociales hasta hacerse viral.

Frente a la confrontación, la calma. Ante la frustración, la esperanza. Contra el miedo, el abrazo. Frente a la incertidumbre, la confianza. Decía Teresa de Calcuta que la peor derrota es el desaliento, el mejor remedio es el optimismo, y la fuerza más potente del mudo está en la fe. Estos sentimientos nos ofrece la primavera en Córdoba, gestos hermosos de ese amor que no pasa nunca. Recordé aquélla película protagonizada por Richard Gere y Winona Ryder, Otoño en New York, que, con una magnífica fotografía de tonos ocres y rojizos, escenifica también una historia de amor que supera todos los obstáculos. La enseñanza es común con nuestra historia real, como señala la internista Raquel Rostro siguiendo los consejos de Steve Jobs en la Universidad de Stanford a los jóvenes graduados: solo cuando realmente entendamos que tenemos un tiempo limitado en la Tierra, y que no tenemos forma de saber cuándo se acaba nuestro tiempo, comenzaremos a vivir cada día al máximo como si fuera el único que tenemos. A pesar de todo, hazme caso, y no te pierdas el regalo de esta primavera luminosa que llama a la vida.

+ Abogado y mediador

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