Opinión | No me digas...

Relojes estropeados

«Les ciudadanes normales no lo somos, somos las piezas estropeadas de un mundo al servicio de los vivales»

Dicen que en Estados Unidos un vendedor de periódicos puede llegar a ser presidente. Y es verdad, en cualquier democracia cualquiera puede, sabiendo lamer la parte adecuada del cuerpo del jefe. La parte del cuerpo depende del país, por ejemplo, en Francia son las botas, aquí en España la parte está cinco o seis palmos más arriba. A veces, no es necesario lamer nada, sino hacer creer a los demás que es uno el que debe ser el lamido, el ejemplo lo tenemos en este país, donde gobierna un tipo que se curró lo suyo con mucho mérito después de no salir elegido dentro de su gremio, trabajándose con denuedo a la militancia y a la votancia. Siempre se lo ha sabido montar, las cosas como son. Le escriben los libros y la tesis, y tenía hasta un cancerbero que le guardaba por las noches los avales que necesitaba para su ascenso a la conquista de las estrellas. Pues bien, el susodicho cancerbero ha estado, a esto, de llegar a ministro, un tal Koldo García, el fulano del momento. Porque aquí, a lo mejor un vendedor de periódicos no llega a presidente, pero a un aizkolari que trabajaba de portero de fulanas, por supuesto que se le abre el futuro como las piernas de las que atendían las necesidades de muchos miembros del aparato en el poder. Dicho sea miembros y aparato, con perdón. Desde el Tito Berni a algunos de la antigua Junta de Andalucía (que todito está en autos y sentencias judiciales), pasando por ya veremos quién más. Al final, yo creo que los que no nos enteramos somos los ciudadanos, que nos creemos saber lo que se puede y debe hacer, pero es al revés, son ellos los que saben cómo hay que pisar el mundo. Como decía aquel preso de la cárcel de Estambul en la película ‘El expreso de medianoche’ cuando hablaba con el americano protagonista al que pillan con la droga; cito más o menos, de memoria: «Los que estamos aquí somos relojes estropeados. Nosotros no lo sabemos, no nos damos cuenta, pero los que están fuera lo saben perfectamente». Pues eso, les ciudadanes normales no lo somos, somos las piezas estropeadas de un mundo al servicio de los vivales. Ellos son los relojeros.

*Escritor | @ADiazVillasenor

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