Opinión | HISTORIA EN EL TIEMPO

La frustración política en España ( y 7)

Trump y Biden ilustran la fuerza genesíaca que el apetito del poder desata en los líderes y gobernantes

‘Politica res dura’. Así lo afirmaban los clásicos con una ancha carga de razones. En España, solar singularmente fértil para la envidia, propicio a la insolaridad y con fuerte impronta africana, dicha sentencia se revela asaz exacta. Si nuestros coetáneos más jóvenes albergan alguna duda sobre ello, una de las triadas biográficas más afamadas de la brillante Transición, la integrada por M. Fraga Iribarne, José María Areilza y Joaquín Garrigues Walker, pasó al recuerdo sin que ninguno de sus integrantes viera realizado su obsesivo sueño de presidir el Consejo de Ministros, meta final de sus incesables afanes e incandescentes empeños en la arena de la política.

A escala de menor relieve, pero siempre en un plano elevado de la dinámica del poder en la España de la reconquistada democracia, personalidades tales, entre otras muchas, como Alejandro Rojas Marcos o Carlos Garaicoechea vieron consumir su existencia pública sin ocupar el lugar al que se creían llamados por el bien del país. Entre estos, un ejemplo especialmente gráfico y lancinante es el del octogenario líder andalucista, con una fugaz y pesarosa resurrección hodierna por retornar a su frustrada tentativa de revivir en primera persona el de la historia y legado de su admirado Blas Infantes. Y no existe -importa insistir- ninguna autonomía de cierta trascendencia que no cuente en su trayectoria postrera especímenes de tal índole. El sobresaliente caso del galaico X.M. Bieiras en las elecciones gallegas que se verifican en estas horas en el Finisterre peninsular, refrenda de modo taxativo la actualidad y vigencia del fenómeno glosado.

La múltiple diversidad de circunstancias dentro de la unidad de la coyuntura es prueba indubitable de la atracción irresistible desplegada por el ejercicio del poder en las cumbres y sumidades de nuestra sociedad, semejante en ello a otras numerosas de Occidente así como a algunas relevantes en Oriente y Extremo Oriente.

Lo acontecido, v. gr., durante las últimas semanas en la Norteamérica de Trump y Biden ilustra sobradamente de la fuerza genesíaca que el apetito del poder desata en los líderes y gobernantes más reputados así en villorrios como en las superpotencias, pese a los ejemplos de caídas y desfallecimientos más espectaculares. Y, por supuesto, no cabe concluir estas apresuradas líneas sin una episódica mención del porvenir más o menos próximo, pero sin duda cercano en la perspectiva de la Historia, de D. Pedro Sánchez Montijano. ¿Concluirá en frustración o en éxito su asombrosa peripecia gobernante? ‘Ai posteri, l´ardua sentenza’, que escribiera el gran Manzoni a mediado del Ochocientos.

** Catedrático

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