Opinión | entre líneas

Siglo XXI, cambalache

Hay cosas mejores y peores en nuestra sociedad respecto a la de hace apenas década y media

Impagable esa entrevista de Irina Marzo al exrector de la Universidad Loyola y nuevo presidente del Consejo Social, Gabriel Pérez Alcalá, que publicó Diario CÓRDOBA en su edición del pasado domingo. El catedrático de Política Económica, sin caer en ningún catastrofismo, reconoce que hay cosas mejores y peores en nuestra sociedad respecto a la de hace apenas década y media. Aunque como no es tonto, reconoce que «vivimos mucho más la inmediatez y la postverdad. Ahora vale lo mismo la opinión de un experto que la de una persona absolutamente ignorante. Vivimos en una época donde se acepta la mentira en la plaza pública».

Casualmente, horas antes de imprimirse la entrevista, en una tertulia de mediodía me confesaba mi prima-amiga-hermana Carmen su temor por una nueva generación sin horizontes, totalmente anestesiada ante la mentira e incapaz de un debate tranquilo y sosegado incluso entre ideas del mismo corte. Imposible discrepar con tolerancia o apuntar ningún matiz. Y nos venía a la memoria la letra de ‘Cambalache’, aquel tango compuesto por Enrique Santos Discépolo para Carlos Gardel: «Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador. Todo es igual, nada es mejor (...) Siglo veinte, cambalache, problemático y febril, el que no llora no mama y el que no afana es un gil (...). Es lo mismo el que ‘labura’ noche y día como un buey, que el vive de los otros, el que mata o el que cura, o está fuera de la ley». ¡Madre mía lo que dirían el autor de la canción y el cantante de saber que tras ese siglo XX se nos iba a echar un siglo XXI como el actual, comenzando con populismos como los que padece su propia Argentina! Una época en la que, advierten los expertos, uno de los primeros grandes usos de la inteligencia artificial (que será muy lista pero que no distingue entre verdad y mentira) se aplicará este mismo año, en donde coinciden elecciones en medio planeta: manipular la opinión pública creando más y mejores contenidos falsos.

Décadas me tiré escuchando reproches sobre la objetividad del periodismo y de los periodistas para, ahora, ver cómo a casi nadie le importa que lo que se difunde por redes sociales sea cierto o medianamente valioso. Solo interesa los ‘likes’. De hecho, el que no sabe apenas nada de cualquier cosa antes de creerse titulado en medicina, ingeniería, historia y política lo primero que se considera, y no sé por qué, es doctor en periodismo para dar lecciones de ello a los profesionales. En fin. Nunca más que ahora son necesarios los periodistas para buscar, analizar y difundir contenidos en profundidad, aunque ello no le interese a la mayoría y, por lo tanto, no se pague.

Pero volviendo a esa entrevista a Pérez Alcalá, lo mejor llega al final cuando le preguntan por cómo será la Córdoba de dentro de diez años. «Espero verla bien (...). Una Córdoba protagonista también del siglo XXI, no solo del siglo X. Sueño con una Córdoba moderna, respetuosa con su patrimonio, habitable, respirable, vibrante en lo cultural, rica, igualitaria». La esperanza muchas veces es la medida de la inteligencia. Una materia en la que tampoco las máquinas entienden.

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