Opinión | LA CIENCIA DEL DÍA

Hiperconexión y medio ambiente

Es un fenómeno que nos permite recopilar información de forma masiva sobre un determinado sistema

Estamos inmersos en la era de la hiperconexión, el fenómeno que nos permite recopilar información de forma masiva sobre un determinado sistema. Conceptos como Big Data e Internet de las Cosas (Internet of Things, IoT) son cada vez más conocidos por el público en general. Estos términos se refieren a la capacidad de análisis que se tiene sobre un sistema en estudio, donde existen múltiples dispositivos como, por ejemplo, sensores que transmiten tal cantidad de información que no puede manejarse mediante tratamientos de datos convencionales. Esta información se transfiere a través de conexiones de red inalámbrica desde el lugar de medida (donde se encuentra la muestra o sistema) hasta el analista situado a grandes distancias. Se trata de un fenómeno de globalización de la información desde el punto de vista geográfico: los datos viajan a través de la red para su almacenamiento, procesado y toma de decisiones basadas en la opinión de personal experto. De lo que no cabe duda es de las numerosas posibilidades que esta metodología ha abierto, especialmente en localizaciones donde el acceso a la muestra o sistema es complicado o se tiene interés en realizar un seguimiento continuo en el tiempo. En este último caso, se necesita disponer de sistemas de medida robustos, capaces de funcionar autónomamente, con mantenimiento mínimo. Estas metodologías IoT permiten reducir la huella de carbono debido a la eliminación del muestreo por parte del analista y su posterior transporte, ya que las muestras se ponen en contacto con el sistema sensor, directa o indirectamente (mediante canalizaciones, conducciones paralelas o bombeo) y la medida se realiza in-situ. La alimentación del instrumento de medida y transferencia de la información se consigue normalmente con energías no renovables, como por ejemplo, mediante el uso de celdas solares que suministran la energía eléctrica necesaria para todo el proceso.

El desarrollo de métodos de análisis que reúnan estas características se ha restringido hasta el momento a la realización de medidas físicas, como la temperatura y conductividad, o medidas químicas muy sencillas, como los medidores de acidez (pH), o de oxígeno disuelto en agua. A modo de ejemplo, una de las aplicaciones de dichas medidas es la que nos permiten estimar de forma indirecta si hay fenómenos de eutrofización, es decir, un aporte excesivo de compuestos ricos en N y P al medio, muchas veces procedentes de residuos de fertilizantes y abonos ricos en estos elementos. En estas condiciones se produce un crecimiento excesivo de organismos fitoplanctónicos y plantas macrófitas o flotantes que impide la penetración de la luz, la disminución del oxígeno disuelto y la aparición de toxinas procedentes del crecimiento de algunos tipos de algas. En estas condiciones se produce una pérdida de calidad del agua, que conlleva problemas económicos por el aumento en los costes de tratamiento de las aguas de consumo o industriales, y lo que es aún más perjudicial, la pérdida de biodiversidad por la desaparición de algunas especies acuáticas, junto al deterioro paisajístico y a la contaminación odorífera procedente de los malos olores generados durante el proceso. En otros estudios recientes, se estima el nivel de contaminación a partir de imágenes que captan la turbidez del agua. Dadas las innumerables ventajas que presentan estos dispositivos, es de prever un aumento del número de metodologías de medida, preferentemente, de aquellos orientados a la solución de problemas físico-químicos más complejos, tales como la determinación de la concentración de una sustancia o familia de sustancias en el agua.

Indudablemente, la medida y evaluación continua de la calidad del agua puede generar información relevante para la toma de decisiones. Es importante destacar la función realmente valiosa de la hiperconexión en la protección del medio ambiente, tan necesaria para las generaciones futuras, a diferencia de su influencia en otros ámbitos, como las redes sociales, en los que el exceso de información no verificada contribuye a crear niveles elevados de desinformación.

* Decana de la Facultad de Ciencias

Suscríbete para seguir leyendo