Opinión | punto y coma

No era mentira

Querido Alfonsito: Pasará el tiempo y un día algunas personas, la sociedad, el devenir de los acontecimientos y tu propia forma de percibirlos querrán hacerte creer que todo era mentira. Procurarán convencerte de que el niño Jesús, los Reyes Magos y el mismísimo Santa Claus nunca han existido. Intentarán reírse de tu ilusión, que habrá sido alimentada durante años por la magia de la Navidad. Despreciarán con argumentos cargados de odio el hecho de que hayas estado adorando el pesebre desde que tus ‘papais’, cuando te ayudaban a colocar con cariño cada una de las piezas, te enseñaron su significado. Se burlarán de que confiases tus mayores deseos a una estrella que, desde Oriente, guio a aquellos Magos a Belén y, con el tiempo, hasta tu hogar. Y, para justificar el vacío que ellos sientan, te tacharán incomprensible e infundadamente de pagano por el hecho de confiar también tu suerte al personaje de Papá Noel, inspirado, según el cristianismo occidental, en San Nicolás de Bari.

No todo era mentira: solo casi todo. Es más: lo que era defendido como verdad incuestionable, ganando una ventaja basada en el desconocimiento o desinformación de la mayoría, no lo era; y lo que muchos se empeñaron en borrar del mapa a golpe de descalificación malintencionada era y es tanta verdad como que existió Quien por amor fue una vez al calvario con una Cruz a cuestas. Mentira era y es cuanto dicen la mayoría de los políticos y aprendices de y/o aspirantes a ello. Mentira era y es que no seas bueno en Matemáticas porque así lo opinaba aquel profesor. Mentira era y es que tuvieses que emigrar a otro lugar, para prosperar en el deporte que elegiste, porque en tu tierra no había montañas, carreteras o los mejores entrenadores. Mentira era y es que no haga el ridículo quien lo da todo en la comida de trabajo previa a la Navidad, cual universitario que asiste por primera vez a la fiesta de un colegio mayor. Y, en fin, mentira era y es que tu ‘mamãe’ y otras como ella no fuesen ‘mujeres de su casa’, porque no cocinaban croquetas, sino conocimiento humanístico (o lo uno y lo otro). Al contrario, verdad era y es todo lo que provocó en ti la ilusión de perseguir tu propia estrella.

Verdad era y es que en un pesebre nació un Niño al que José y María quisieron como cuantos se esfuerzan cada año para que no se apague la luz de la ilusión de sus retoños. Verdad era y es que, mientras existan unos padres capaces de dar la vuelta al mundo en burro o a pie por conseguir lo que haga felices a sus hijos, existirán los Reyes Magos. Verdad era y es que, mientras haya personas bondadosas dispuestas a ayudar y a dar lo poco o mucho que tengan a quienes lo necesiten, existirá Papá Noel. Y aquellos podrán venir de Oriente o de Occidente, y este podrá vestir de rojo y volar desde la Laponia finlandesa, o bien llamarse Olentzero, Apalpador o Pandingueiro, pero, en tanto existan unos padres que se dejen la piel en intentar mantener viva la ilusión navideña de sus hijos, existen y existirán quienes ahora son sustituidos en las cabalgatas de algunas ciudades por los personajes más supersónicos de los dibujos animados.

Querido Alfonsito: no, no era mentira. Esto, precisamente, no lo era. El Niño Jesús, los Reyes Magos y Papá Noel siempre han existido, existen y existirán. Tus ‘papais’, como los de muchos niños, seguirán asegurándose de que así sea.

* Lingüista

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