Opinión | TRIBUNA ABIERTA

Un viaje detrás de la belleza: la historia de la Flor de Pascua

Tiene raíces que en el siglo XVI, cuando las expediciones de misioneros franciscanos a México la incorporaron en los pesebres

En estos días, cuando la «Flor de Pascua» despierta admiración en interiores y exteriores, sus encantadoras brácteas rojas se convierten en testigos silenciosos de una historia fascinante que se despliega a lo largo del tiempo. También conocida como «Flor de Navidad», «Flor de Nochebuena», o «Cuetlaxochitl» en la lengua azteca, cuyo evocador significado de «flor que se marchita» añade una capa adicional de simbolismo a su presencia. La denominación científica (Euphorbia pulcherrima) revela, en cada sílaba, la admiración que ha despertado a nivel mundial, con «Euphorbia» rindiendo homenaje a Euphorbus, médico del rey Juba II de Mauritania, y «pulcherrima» proclamándola como «la más bonita».

Mientras su distribución geográfica natural se enraíza en México y Centroamérica, especialmente en el suroeste, la Flor de Pascua ha trascendido sus límites originales, convirtiéndose en un emisario floral que ha conquistado jardines y hogares en todo el mundo. Su introducción en los Estados Unidos en el siglo XIX, gracias al diplomático Joel Roberts Poinsett, añade un capítulo interesante a su historia, destacando cómo las plantas pueden tejer lazos entre distintas culturas.

La historia de la Flor de Pascua como adorno navideño tiene raíces que se hunden en el siglo XVI, cuando las expediciones de misioneros franciscanos a México la incorporaron en los pesebres, convirtiéndola en un símbolo arraigado en nuestras celebraciones decembrinas. Desde entonces, su presencia en la decoración navideña ha crecido, llevando consigo no solo su belleza visual, sino también una carga cultural y simbólica que trasciende el simple adorno floral.

Esta encantadora planta, siendo de día corto, despierta su esplendor durante la temporada de invierno, requiriendo noches largas para su completo desarrollo y para que sus brácteas adquieran ese rojo intenso que la distingue. Sin embargo, detrás de estas llamativas brácteas se encuentra una estructura floral única llamada «ciato», que revela la complejidad biológica y la adaptación de la Flor de Pascua al entorno.

El ciato, con su disposición de sencillas flores masculinas y femeninas rodeadas de bractéolas y nectarios estratégicamente ubicados, es una maravilla de la naturaleza que busca engañar visualmente, aparentando ser una única flor cuando, de hecho, es una amalgama de flores individuales. Este diseño, observado con detalle a través de una lupa, revela la maestría evolutiva de la planta para atraer polinizadores y garantizar su reproducción cruzada.

Además de su encanto ornamental, la Flor de Pascua ha sido objeto de estudios botánicos y hortícolas que buscan comprender y mejorar sus características. Los cultivadores han trabajado para desarrollar variedades más compactas y adaptadas a espacios reducidos, demostrando cómo la ciencia y la horticultura pueden influir en la evolución de una planta cultivada.

En conclusión, la Flor de Pascua es más que una simple planta decorativa; es una embajadora de la diversidad botánica, un puente cultural que une continentes, y un fenómeno biológico que despierta admiración. Con la belleza y elegancia de la Flor de Pascua, les deseo una Feliz Navidad, recordando que incluso las plantas más comunes encierran historias extraordinarias.

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