Opinión | LA VIDA POR ESCRITO

Nosotros y los otros

La afiliación a un grupo puede ser tan fuerte como para conducir al fanatismo y a conductas destructivas

Por muchas peculiaridades que tenga un individuo, la mayor parte de su personalidad y su conducta se pueden explicar como referencia a la sociedad y la cultura en la que vive. Antes que individuos somos elementos de una tribu.

El tribalismo ancestral surgió por la necesidad y la conveniencia de reproducirse, cazar y defenderse juntos ante las amenazas y la competencia de los otros. El aumento de la población y el desarrollo de sociedades más diversas y complejas fueron poniendo a prueba el equilibrio entre la cohesión social y las identidades grupales. Aun hoy, los individuos somos esencialmente tribales. Buscamos en el grupo no solo aquellos beneficios materiales básicos como la reproducción, el sustento o la protección, sino otras muchas formas de placer y satisfacción.

Aunque vivir afiliado a un grupo ofrece beneficios, también garantiza un inevitable conflicto con otros grupos externos que no comparten nuestra identidad. Dos mecanismos mentales explican la afiliación social y el conflicto con grupos externos. Por un lado, tenemos el amor al grupo, en el cual los individuos del mismo grupo están dispuestos a beneficiar y tratar de manera más favorable a los miembros de su propio grupo. Y, por otro lado, tenemos el odio al grupo externo, en el cual las personas están motivadas para aumentar la brecha entre los grupos y perjudicar a los miembros del grupo externo. Sentimos empatía por el sufrimiento de los nuestros, pero nos alegramos del sufrimiento de los otros.

En la actualidad, quizás no haya mejor ejemplo que el fútbol para entender el alcance de la identidad de grupo. Recordemos las palabras del escritor uruguayo Eduardo Galeano: «A lo largo de su vida, un hombre puede cambiar de partido político o de religión, pero no de equipo de fútbol». Es bien sabido que los clubes de fútbol profesional pueden desarrollar una fuerte identidad por su vínculo con el territorio, la historia y la cultura a los que pertenecen, así como por los símbolos que reproducen y las emociones y sentimientos que suscitan. Una persona que mantiene un vínculo afectivo con un equipo de fútbol experimenta satisfacción por las victorias propias y las derrotas del eterno rival.

Recientemente, un equipo de investigadores chilenos ha puesto de manifiesto los mecanismos neurológicos que subyacen a los sentimientos y los comportamientos de los aficionados de un equipo de fútbol como ejemplo de identidad de grupo. Para ello estudiaron los cerebros de los aficionados mientras veían vídeos de victorias y derrotas de su equipo favorito y del eterno rival.

El estudio revela la activación del mecanismo de recompensa y placer ante las victorias, y curiosamente de forma similar a como ocurre frente a la comida, al sexo, o las drogas. Las derrotas, por su parte, se acompañan de un doble efecto: la inhibición de los mecanismos de control racional ante la frustración (lo que en principio propiciaría respuestas violentas) a la vez que la activación de los mecanismos de mentalización que tienden a aplacar y asimilar las derrotas.

El estudio también pone de manifiesto dos realidades. Los grandes clubes como el Real Madrid y Barcelona tienen la mayor cantidad de seguidores provenientes de sectores socioeconómicamente desfavorecidos, lo que podría apuntar a la necesidad de asociarse y pertenecer a un grupo para experimentar como propios los éxitos y logros del grupo, en este caso del club, y que serían inalcanzables sin su afiliación social.

Pero todavía más importante es el hecho de que la afiliación al grupo puede llegar a ser tan fuerte como para conducir al fanatismo y a conductas destructivas, especialmente entre aquellos individuos que no disponen de otras fuentes de identidad sobre las que depositar su confianza. El conflicto entre los nuestros y los otros, cuando se traslada a la arena política, acarrea más graves consecuencias. Quizás la búsqueda de una verdadera cohesión social sea incompatible con nuestro concepto de partido político tipo club de fútbol.

* Profesor de la UCO

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