Opinión | campo y ciudad

Regadío árabe (III)

«En algunas zonas privilegiadas, que contaban con constantes caudales, se realizaron complejas instalaciones y completas colonizaciones»

En la tradicional impronta de la asentada colonización musulmana aparecerán consiguientemente las instituciones de ámbito local administrando el consumo de aguas de interés público, aunque dominando el privado, e incorporando; conceptos muy diferentes a los utilizados durante el período de la presencia romana, como es el Tribunal de las aguas, que se sigue reuniendo todos los jueves a las doce de la mañana en la puerta de la Catedral valenciana.

En esa época la finalidad de los regadíos no estaba únicamente en asegurar y aumentar los rendimientos de los cultivos preexistentes. En algunas zonas privilegiadas, que contaban con constantes caudales, se realizaron complejas instalaciones y completas colonizaciones, introduciendo nuevas alternativas agrícolas en herbáceos y arbóreos, e incluso con la distribución de lotes de tierras, a la par que se diversificaba la agricultura de secano. Tal vez influidos los nuevos agricultores por el recordado oasis enardecieron su afición por la huerta promocionando el asentamiento frente al nomadismo; y no solo potenciaron la cultura del regadío, sino que generaron nuevos modos del uso del agua.

De los árabes se heredan diversas denominaciones elementales, como acequia, aljibe, alberca, albufera, almocafre, almuédano, etc., incorporadas a la lengua castellana. A ellos Occidente y España les deben algo más importante que la extensión de la complejidad de la geoponía del regadío y la colectiva gestión y administración del agua. Ya en el siglo XII, las producciones de las vegas de Valencia, Murcia y Granada no tenían competencia. La introducción del algodón, la caña de azúcar y el arroz, y del naranjo en la postrera etapa del ámbito musulmán en el siglo XIII, constituyó la aportación decisiva que afianzó el predominio de esta agricultura, junto al último reino nazarí, cuando Ben Alhamar se destaca como gran impulsor de los riegos de Lorca y Granada. A este, como a otros, posteriormente oscurecidos y expulsados, les corresponde ser considerados padres de la ciencia hidráulica tanto en Europa como en España.

*Doctor Ingeniero Agrónomo. Licenciado en Derecho

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