Opinión | tribuna abierta

Flamenco y enseñanza

Reivindico que este cante, toque y baile creado por artistas no lo degeneren y lo respeten

Mi formación en el flamenco trasciende desde mi infancia por mis vivencias familiares desde que tengo conciencia hasta que finalicé Magisterio musical en 2007 y el título superior de Música en 2013 y siempre me seguiré instruyendo. A la misma vez que me voy desarrollando como profesional, me voy desengañando y nunca voy a conseguir el éxito sino soy yo misma. Ese es el motivo que me lleva a escribir a los lectores, para que conozcáis una realidad de la que nunca se habla.

Además de mi familia, esta iniciativa de describir lo que siento se la debo a alguien que ya no está aquí y que desde el cielo me guía para decir y reivindicar nuestra música flamenca, por la que tanto lucho día a día.

Si mi abuelo Curro Torres abriera los ojos y viera la realidad que existe en el flamenco, se desengañaría.

Él vivió en sus propias carnes y escuchó una saga de irrepetibles cantaores que supieron crear cantes y toques dentro de las ducas del pueblo gitano, que tenía la necesidad de interpretar en cada quejío, un sentimiento, siempre respetando los cánones del flamenco y a sus antecesores más primitivos.

Comparando con la realidad todo lo expuesto anteriormente, he de decir a todos los que programan actos y festivales flamencos que un cantaor que no lleva en su repertorio toná, seguiriya y doleá no es cantaor flamenco, y que se mantengan los espacios al aire libre, esencia de los festivales flamencos de verano, que no se puede perder.

Reivindico que este cante, toque y baile creado por grandes artistas no lo degeneren y lo respeten.

En cuanto a la educación y el flamenco, que es mi trabajo profesional desde hace doce años, he de decir varias cosas.

Tenemos una ley educativa, Lomloe, Decreto 102/2023, de 9 de mayo, que dice en su artículo 5 «Conocer, valorar y respetar los aspectos básicos de la cultura y la historia propia y de las demás personas, apreciando los elementos específicos de la historia y la cultura andaluza, así como otros hechos diferenciadores como el flamenco, para que sean conocidos, valorados y respetados como patrimonio propio».

Y nunca os habéis preguntado ¿para qué escriben esto? Si «ellos mismos no respetan nuestra cultura y nuestra música flamenca», ¿como quieren que el alumnado la valore y la respete?

Llego a esta conclusión por diversos motivos:

El equipo de docentes en Andalucía «profesores de música» no están preparados para dar flamenco de una forma didáctica y con formación musical flamenca en Conservatorios. No podemos olvidarnos que el flamenco es música y tiene su propio lenguaje musical que no se está enseñando, también su propia teoría musical y por supuesto su historia, que no es la que se explica en los centros educativos ni en los libros de texto que llevan a nuestra música por terrenos pantanosos en cuestiones al origen, desarrollo y evolución.

Por mi experiencia profesional en colegios e institutos como docente y por mi participación en varias conferencias didácticas llevadas a cabo en varios colegios de la provincia de Cádiz, Córdoba, Sevilla, pude contemplar que el profesorado no está preparado y está pidiendo ayuda para ser dotado de herramientas para dar su asignatura de Flamenco.

Por este motivo es por lo que yo me cuestiono lo siguiente: antes de salir la asignatura de flamenco, ¿por qué no han preparado a los profesores y por qué no hay formación en las universidades para los futuros maestros de esta asignatura de Flamenco? ¿Por qué no salen bolsas de trabajo para maestros (por su parte pedagógica ) con la especialidad en conservatorios superiores de música (por su parte de análisis, investigación y teoría musical), especialidad de flamencología para dar esta asignatura? Los cantaores tienen su ámbito donde desarrollarse profesionalmente, también los guitarristas, los bailaores... ¿y los flamencólogos? ¿Son diez años de estudio en el conservatorio para nada? Gracias a Dios, la flamencología, desde Gonzalez Climent, ha evolucionado muchísimo en el ámbito de la Sociología, Antropología, pero en Educación «lo dudo», falta coordinación entre las instituciones para que ley educativa se cumpla, primero por la Consejería de Educación, y la meta final para que nuestro alumnado reciba una formación científica y fiable como tiene la música clásica, ¿por qué no la puede tener el flamenco?

Es dura la realidad, pero alguien tiene que decirla. Hoy día lo anormal es lo normal, lo justo, injusto, y un maremágnum de cosas innecesarias pululan alrededor del flamenco.

Esta crítica espero y deseo que sea constructiva para las instituciones que reflejan que el flamenco se debe instaurar en los colegios a toda costa sin ver las consecuencias que tiene el tomar estas decisiones que recaen sobre nuestra música. El flamenco no se puede degenerar y debe tener el lugar que le corresponde tanto en el ámbito artístico como en el educativo.

*Maestra de música

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