Opinión | la vida por escrito

La «hibris» del presidente

El autoengaño es un mecanismo psicológico que niega la importancia de pruebas lógicas opuestas

Como reza un viejo proverbio muy popular en la Grecia clásica, «aquel a quien los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco». Para entender el significado de este proverbio, que no ha perdido vigencia, aunque los dioses hayan cambiado a lo largo de estos milenios, habría que recordar el motivo por el que los dioses querrían castigar a un mortal. Entre los muchos motivos para el castigo, los dioses griegos consideraban que el mayor pecado de un mortal era la soberbia, la «hibris», la arrogante ignorancia de las limitaciones humanas o algo peor, la creencia, movida por el autoengaño, de que uno es más que todos los demás y está por encima de las leyes de los hombres y de los dioses.

En un reciente artículo publicado en la revista International Affairs, el prof. Ryuta Ito, de la Universidad de Hiroshima, propone una novedosa teoría para explicar el comportamiento de algunos políticos ante graves situaciones de conflicto. Ito explora la posibilidad de que las estrategias de los líderes nacionales estén basadas en el autoengaño, lo que proporcionaría un mecanismo psicológico de racionalización de una respuesta política que es esencialmente irracional, marcada por una soberbia que recuerda a la «hibris» clásica.

El prof. Ito utiliza como caso de estudio la invasión de Ucrania por parte de Vladimir Putin en 2022. Aunque algunos estudiosos de relaciones internacionales ven la invasión como una guerra preventiva en respuesta a la expansión de la OTAN hacia el este, Ito sugiere que la toma de decisiones de Putin está plagada de irracionalidades, que se pueden comprender mejor a la luz de una «hibris» alimentada por el autoengaño al crear y creerse su propia película.

El autoengaño es un mecanismo psicológico que supone negar la importancia o relevancia de pruebas y argumentos lógicos opuestos, y se utiliza para subestimar la vulnerabilidad ante el riesgo y sobrestimar el propio poder. Tal como sostiene Ito, el au-toengaño se convierte en una herramienta retórica para la persuasión política. Impulsados por la soberbia y la ira contra la oposición, los líderes políticos a menudo acaban buscando un poder excluyente.

Ito planea examinar otros casos paradigmáticos de «hibris» política por el mundo, y debo decir que estoy tentado de invitarle a que se dé un paseo por España para estudiar el caso de nuestro presidente. Porque lo de Pedro Sánchez es de verdad digno de estudio. Su trayectoria política, plagada de sobresaltos y constantes cambios de guion, desde su defenestración, el resurgir como ave fénix hasta reconquistar el PSOE, junto a su increíble capacidad de adaptación y mutación con el fin de reunir los apoyos que le permitan mantenerse en el poder dentro del partido, a pesar de las críticas, las bajas y las expulsiones, y en la presidencia del gobierno, a pesar de perder las elecciones y tener que abandonar su posición de partido de estado por contentar a sus socios independentistas.

Yo sigo pensando que todo esto no es más que un espejismo. El PSOE de Sánchez se encontró con la oportunidad de reunir más votos que la derecha para formar gobierno, y no ha dudado en aprovecharla. Y los independentistas se encontraron con la oportunidad de coger la sartén por el mango y darle con ella al Estado de derecho español en toda la crisma con el visto bueno de Sánchez.

Pero el espejismo no durará. Obviamente, este gobierno traerá cola y graves consecuencias, empezando por el descrédito y la inseguridad jurídica de aplicar una amnistía de esta manera con la simple finalidad de agarrar el gobierno, despreciando la opinión de la mayoría de los ciudadanos en una cuestión tan importante como esta.

Los dioses castigarán la «hibris» de Pedro Sánchez cuando ya no se pueda ocultar más la realidad a la que nos lleva de la mano de populistas y nacionalistas de izquierdas y derechas, y toda esa legión de correligionarios reunidos bajo la tremenda mentira del «pacto de progreso». Recordemos: a quien los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco.

* Profesor de la UCO

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